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A mis amigos Emilis,  Celsa, Gabriel, Luis Darío y Francys. Ya no caminamos sobre la confianza, la certidumbre o la esperanza. Lo...


A mis amigos Emilis, 
Celsa, Gabriel, Luis Darío y Francys.

Ya no caminamos sobre la confianza, la certidumbre o la esperanza. Lo que nos mueve en cambio son los afectos, aquellos que dejamos ir y los que nos levantan cada mañana. Aquellos que retozan en nuestras reuniones familiares, nos abrazan, nos besan, nos regalan una historia, una anécdota, un chiste, o solamente nos palmean la espalda.
Los afectos se nos han vuelto indispensables para vivir. Con ellos recuperamos el valor suficiente para seguir adelante y renovamos nuestras razones para estar donde estamos -donde estemos-. Entonces comenzamos a vernos más seguido y a necesitarnos más, a reunirnos más. Y cualquier excusa es buena para celebrarnos, un cumpleaños, un nuevo bachiller en la familia, una cena especial o un paseo al parque.
Gracias al amor de nuestros afectos volvemos a Madriguera después de un año de silencio, sumando a nuestra causa amigos entrañables como Angélica Guevara y Joan Manuel García, quienes desde el mes de junio han venido acompañando este proceso de retorno y sin su ayuda no habría sido posible. 
Por esta razón creamos una página para nuestros Habitantes, para reconocer a quienes hacen vida en esta casa dedicada a reseñar la literatura que se hace en Venezuela. Un espacio para pasar revista y dejar constancia de lo que se escribe o se lee aquí y ahora, desde nuestro alcance peatonal del día a día. En medio de una crisis que nos enseñó que rendirse no es perder, ni perder es indigno, ni detenerse es traicionar nuestra causa, ni renunciar es síntoma de cobardía, que siempre hay tiempo para todo y que las despedidas no son definitivas.
Ennio Tucci
-Editor-


De izquierda a derecha en la foto:
Luis Darío Bernal Pinilla, Celsa Acosta, Ennio Tucci,
Francys Jiménez y Gabriel Jiménez Emán


Texto leído en el evento Crónicas Corianas, en el marco del aniversario 491° de la ciudad de Coro. Teatro Armonía, 18/7/2018  Por J...


Texto leído en el evento Crónicas Corianas,
en el marco del aniversario 491° de la ciudad de Coro.
Teatro Armonía, 18/7/2018 
Por Jair Gauna


Eudes Navas Soto, nuestro gran cronista y artista polifacético, escribió alguna vez sobre la vida despreocupada de la ciudad; anécdotas, líneas de vida que todos callaban, que caerán en el olvido porque no hay lugar para ellas en la historia oficial que reposa en las bibliotecas. En esta urbe que parece inalterable a las gentes y los tiempos, ha habido maricos y maricas desde su fundación primigenia, al igual que han existido en el resto del mundo desde el inicio. Taguaras, restaurantes familiares, fiestas en casas a puertas cerradas, discotecas; sólo basta un trago adulterado para que un desconocido comience a seducirte entre miradas reveladoras y muy pocas palabras.

En el lugar menos sospechado, de esos donde venden parrillas y muchas cervezas, un hombre casado te invita un trago y saca a relucir su perfil: tiene carro y dinero, tiene esposa pero no te dirá quién es, tiene hijos pero seguro no los conoces. Te invita un rapidito mientras maneja hacia La Vela, si no estás de ánimo te deja su Whatsapp, pero no escribas porque levantaría sospechas y responderá la cuaima en defensa de su marido. Si ellos tuviesen que vestir la letra escarlata, pensaríamos que se trata de una manifestación política. Un vecino comentó una vez «Se metió a marico después de viejo, cuando ya tiene bastantes nietos» y pensé para mis adentros «La chochera no le da para seguir ocultando que prefiere comer sables sin filo en lugar de seguir fingiendo con su señora». 

Se pensaría que los maricos fuera del clóset son los más peligrosos porque son desinhibidos, que por favor alguien censure a este negro marico que está leyendo, porque en cada sílaba propaga su mariconería a mil por hora. A pesar de lo que se diga en las calles, les confieso que respeto a los hombres que visten de mujer, a los homosexuales de voces chillonas; tuvieron la opción de ocultarlo y no lo hicieron, pudieron casarse y preñar mujeres con una inyectadora pero siguieron su instinto. Ellos saben lo que quieren y no se andan con mariqueras de clóset. Para ellos todos los cirios de nuestra catedral, donde serán canonizados por su valentía, y además UNESCO les reconocerá como fauna de la Plaza Bolívar.

En sitios como el Federal, Pecados, El Majestic y Hangar se las podía ver. Montadas en tacones imposibles, ondeando pelucas que nunca se despeinaban, rodeadas de tanto dorado como las modelos de Klimt. Basta un poco de sus perfumes para causar alboroto en la esquina del Punta del Sol, donde los carros se detienen disimuladamente, asegurándose que nadie les ha reconocido y así conciliar la tarifa en medio de la oscurana. 

Las discotecas de ambiente han ido cerrando sus puertas, quedan pocos lugares para la comunidad del alfabeto, L-G-B-T-I-Q-P-A y cada mes se suman dos letras más. Ahora la cosa es hacer una fiesta en casa y pasar la voz entre conocidos. Muchos ya se conocen entre sí y no pueden llegar solos porque significará que son unos maricos solitarios, así que asisten con el ex, el culito, el novio legal o el cacho. Te encierras en el baño y alguien aprovecha para encerrarse contigo. El dueño de la casa te recuerda que uno de los cuartos está en alquiler, porque la situación está muy difícil y hay que sacar plata hasta de las puterías. Un amigo anunció carne fresca: llegó alguien foráneo, quizás un estudiante de medicina, de esos oriundos de Barinas que aprovechan el anonimato en la ciudad y ejercitan sus libertades. Dentro de 15 años, ese muchacho será un doctor respetado, con esposa e hijos, y llorará cuando su hijo le confiese que tiene un novio. 

Algún día los leones de la alcaldía llorarán semen ante tanto sexo lascivo en los rincones de las plazas y estacionamientos, en los callejones sin tráfico y los terrenos baldíos, en el famoso baño del Costa Azul. Pero esta ciudad también es testigo del dulce enamoramiento; mancebos que caminan por la Av. Manaure tomados de la mano, como si estuviesen en algún lugar carente de prejuicios. Si prestas suficiente atención, una voz fluye durante el crepúsculo en el desierto, habla de amantes fieles entre las dunas, de hombres que se han prometido mutuamente dejar la cobardía de lado y anunciar su amor a los vientos alisios. El fluir de esta voz ha hecho que muchos renunciemos a las convenciones de la soledad y la desaprobación propia. Muchos llevamos una vida en pareja, y sin dudarlo, nos deshicimos del manto invisible que cubría a todos los habitantes del clóset que nos precedieron. Después de todo, el armario de cristal nos quedó chiquito entre tantos cujíes y apamates en flor.





Jair Gauna Quiroz
Venezuela (1992). Escritor y ensayista, miembro de la Cátedra de Literatura Agustín García desde el 2014. Además, investigador y crítico de arte que ha realizado varios textos curatoriales para exhibiciones individuales y colectivas del Instituto de Cultura del estado Falcón y el Museo de Arte Coro.

Ilustración: Jofredys Fajardo

Por Angélica Guevara ¿Cómo escribir una crónica?, ¿Acaso existe un estilo único para este género que se desliza entre la literatura...



Por Angélica Guevara

¿Cómo escribir una crónica?, ¿Acaso existe un estilo único para este género que se desliza entre la literatura y el periodismo? Realmente han sido preguntas que me apremian desde mi estadía en Coro, porque esta ciudad se caracteriza por tener su gentilicio y convertirlo en una actitud de vida denominada “corianidad” ¿Cómo se puede entender la corianidad, mejor aún, cómo palparla?
Para no ir muy lejos, para saber de Coro solo hay que estar cerca de un coriano, basta con estar en una parada del centro, en plena Av. Manaure y escuchar a dos señores tertuliar, preguntándose por qué ya no hay tertulias como antes, y ahora se le llaman “conversatorios”, señores entusiastas que son un ejemplo de la corianidad.
El ser anecdóticos ante cualquier reflexión. Allí mismo estuvo el Dr. Secundino Urbina, que desde lejos y visto desde su nombre en las portadas de los libros me parecía un señor bastante serio, hasta que me transportaron a los años 70 y tantos en donde el Dr. se quitaba las alpargatas de forma desprevenida e inconsciente en medio del público y comenzaba a caminar hasta que se percataba del hecho y solía corriendo buscando sus alpargatas. 
Así, el coriano salta de anécdota en anécdota, añorando a su Coro, extrañando a la gente que se ganó a pulso el aprecio por medio de sus vidas activas… El verdadero coriano sabe cómo contar a su Coro, me basta con leerlos para poder revivir cada anécdota, como sucede con Rafael José Álvarez, Eudes Navas Soto, Tito Guerra… Cada uno ha creado su estilo, por ello percibo la crónica como un género idóneo para contar a la ciudad, sus situaciones, sus lugares sempiternos, desde la picardía, el recuento, o la protesta. 
Sucede, inclusive, que podemos conocer personas que se sienten corianas, Anthony Alvarado por ejemplo, se dice asimismo que es un “Coriano de Paraguaná”, lo mencionó porque me siento identificada, dadas mis idas y venidas en esta ciudad en la que he pasado cuatro años importantes, incluso decisivos para mí porque me

he ido involucrando con la ciudad y sus personajes constantemente recordados.a uno de los lugares más turísticos de Venezuela.
En Coro se suscitan motivos para la exaltación poética, entre ellos, los médanos, ese paisaje árido, seductor. Sin embargo, ¿cuántos corianos saben cómo este monumento natural se ha ido transformando en estos cuatro años?
Debido a mi vida como estudiante he podido presenciar cómo los médanos ejercen su fuerza natural irreprimible y como el hombre intenta combatirla desde un “plan” para mantener la vialidad en funcionamiento.
He presenciado en estos años, como los médanos han ido enterrando la vía en dirección a Punto Fijo y como la incompetencia de los entes gubernamentales por solucionar un problema tan básico ha ido sin ton ni son improvisando, inconstante.
Desde el 2015 el problema se hizo latente, y desde entonces se comenzaron a utilizar máquinas que desplazaran la arena para dejar paso, lo lógico era realizar esta gestión en los días lluviosos cuando la arena estuviese húmeda para facilitar el trabajo, sin embargo se optaba por trabajar los días soleados y con viento, dando como resultado que… El trabajo fuese en vano. Desde ese año se viene implementando la misma estrategia - “solución”. 
Ahora luego de tres años, la vía se ha cerrado completamente, según me dicen, porque es probable que los medios ni reseñen la noticia y solo lo sepan las personas que como yo, viajan constantemente… Es usual escuchar decir entre quejas a los pasajeros, soluciones alternas “inteligentes”, como hacer un túnel o un puente…
Hace tiempo un señor me contó que hace unos períodos presidenciales, se planteó el proyecto para realizar un túnel y debido a que los médanos son un parque nacional y allí se encuentran especies de plantas valoradas, se prohibió la realización de este proyecto, por tanto, quizás la solución sea un mantenimiento constante (y claramente normal) de una vía tan transitada y necesaria que conecte a ambas ciudades, y a uno de los lugares más turísticos de Venezuela. 


Angélica Guevara
(Coro, 1996). Estudiante de educación mención lengua y literatura en la UNEFM. Participante del "Encuentro Jóvenes Creadores” en el año 2014, auspiciado por la UNEFM. En 2017 fue publicada en el canal “Espejismo del trópico” de Daniela Nazareth, con el poema Reminiscencias. Ha organizado diversos recitales. Actualmente dirige el círculo de lectura del libro Mujerícolas de Indira Carpio.

Cada casa con su loco A Pedro Amaya y Marino Colina Hasta ahora no resulta nada fácil precisar de dónde le viene a los cor...




Cada casa con su loco

A Pedro Amaya y Marino Colina

Hasta ahora no resulta nada fácil precisar de dónde le viene a los corianos esta extraña, pero humana costumbre, de crear un trato y un ambiente especial para el “loco de la familia” y más difícil resulta saber, el porqué de tener un loco por familia. O lo que equivale a decir, que en ciertos estratos de la sociedad coriana, sin precisar tiempos, ni condiciones, generalizando más bien, pero sin intenciones peyorativas, podríamos resumir, que en muchas casas corianas, lo que equivale a decir: familias, hay un lugar para “el que salió loquito”.
Es posible que la causa de esta “anomalía” sean razones de consanguinidad, al no querer ligar la sangre, perseverando “el linaje”, a enfermedades congénitas ocultadas, cuidando de no ver desmejorada la imagen social o de cualquier otro tipo, de la familia o de algunos de sus miembros. Podrían ser éstas algunas de las razones del “fenómeno”, pero no pasan de ser simples elucubraciones del cronista. Lo cierto, es que hasta no hace mucho tiempo atrás, cualquier casa de Coro, o cualquier familia que se estimara, tenía su “loco familiar” y su cuartico para el enfermo.
Era común en conversaciones de párvulos, mientras jugaban una “pica” de trompos, o escogían los equipos para cualquier juego, oír diálogos como este:
-El loco de tu casa grita día y noche, anda desnudo y no lo bañan…
-¡No chico!, lo que pasa es que él mismo se quita la ropa que le ponen y la rompe y después se arrastra por el suelo hasta que se pone como un cochino… ¡Qué bolas! Si no lo bañarán, ¿cómo estaría?... Ya le están fabricando un cuartico más atrás en el solar, más grande y de adobes, pa’ que se oigan menos los gritos y la gente no se moleste…
Era curioso, pero los “loquitos de la casa” parecían haber llegado del espacio, o haber aparecido de pronto con la edad que tenían cuando la gente se percataba de sus presencias. En las familias nadie hablaba de ellos. Nadie preguntaba por ellos, ni siquiera los más allegados, que seguramente, los conocían desde sus propios nacimientos. Parecía que estos seres no eran ni hermanos de nadie, ni hijos de nadie, ni parientes de nadie. Simplemente existían, se les aislaba, se les alimentaba, se les aseaba y se les hacía cuidados precarios, sin mermar las condiciones de los “sanos”, hasta el día que, sin que nadie lo supiera, lo sacaban en un féretro directo al cementerio, como algo contagioso o vergonzoso.
Era común en el coro de hace unas décadas, en una misma calle, que no eran tan largas como lo son ahora, conseguirse cinco o más familias con un enfermo mental, recluido en el “cuartico del fondo”. Es posible que la carencia de recursos públicos hospitalarios, para este tipo de enfermo, haya dado pie a la costumbre, al fin y al cabo, resulta más humano y piadoso darle atención, por precaria que sea, a este tipo de paciente, en el seno familiar, que charlo a deambular, sin protección, ni abrigo, a las calles de Dios.
Para el coriano, disipar el drama con un humor sentencioso y cáustico, no es nada difícil lo que la gente dice: “al mal tiempo, buena cara”. Por eso, era común oír comentarios como estos:
-Esos loquitos machos, lo que les faltó fue bollo a su tiempo;  y las hembritas, que casi no hay, porque las mujeres no son pendejas, cuando deciden darlo, porque sienten la necesidad, se dejan de pendejadas y lo dan, aunque después se les venga el mundo abajo… pero, ¡ahí ta’!... si se vuelven locas será por otra vaina, o porque tienen la naturaleza demasiado alta…
-Eso le pasa mayormente a la gente acomodada, que se la dan de “muy sí señores”, en los pendejos es menos la cantidad de locos por falta de bollo, porque esos descargan en la naturaleza a fuerza de cuanto animal hembra se les ponga tiro, y siempre hay un tío o alguien de la familia que los lleva “pa’ que las chicas malas”, y ahí se les va la loquera que tienen en el cerebro, en los riñones y en los granos… ¡Ay!, pero esos pobres muchachos hijos de mamá y papá, esos pobres no lo sacan ni a asolearse, por “el qué dirán”… Y la naturaleza no la hicieron, pa’ tumbarla a fuerza de mano…
Gracias al amor de nuestros afectos volvemos a Madriguera después de un año de silencio, sumando a nuestra causa amigos entrañables como Angélica Guevara y Joan Manuel García, quienes desde el mes de junio han venido acompañando este proceso de retorno y sin su ayuda no habría sido posible. 
Por esta razón creamos una página para nuestros Habitantes, para reconocer a quienes hacen vida en esta casa dedicada a reseñar la literatura que se hace en Venezuela. Un espacio para pasar revista y dejar constancia de lo que se escribe o se lee aquí y ahora, desde nuestro alcance peatonal del día a día. En medio de una crisis que nos enseñó que rendirse no es perder, ni perder es indigno, ni detenerse es traicionar nuestra causa, ni renunciar es síntoma de cobardía, que siempre hay tiempo para todo y que las despedidas no son definitivas.




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El perfecto suicida

A Luis Alfonso Bueno

La cordial y amena reunión de abogados, intelectuales y amigos corianos, se celebraba en la residencia caraqueña del doctor Rafael Beaujón. Conocido abogado que como buen coriano, respondía entre sus amigos al hipocorístico de Chente Beaujón. La convocatoria hecha por Chente al grupo de colegas y amigos corianos residenciados, para la época en Caracas excelentes cultores sociales de las buenas bebidas y comidas, era para celebrar y testimoniar algunos pasos de avance dados por el anfitrión, en procura del éxito profesional . Durante los entreactos de la amena tertulia, Chente, a manera de desagravio para consigo –no obstante la confianza que mantenía con los presentes- se mostraba como un delicado anfitrión del best seller. Ofreciéndoles ricos y exóticos bocadillos para atenuar los efectos de las bebidas espirituosas. Le parecía que era la mejor forma de compartir con sus amigos y colegas las mejoras profesionales, económicas y sociales, que él consideraba iba alcanzando, según su propia confesión, luego de mucho esfuerzo y dedicación, más las ineludibles penurias, con las que cualquier profesional que se inicia, paga las novatadas.
Los contertulios de Chente Beaujón, entre ellos su colega y escritor doctor Rafael Hernández, a quien todos conocían por otro hipocorístico, el de Fallito, celebraban y disfrutaban cada una de las atenciones de Chente, hombre de trato fuerte más bien, ese día, delicado y “abierto como un paraguas”.
En uno de los paréntesis de los tertuliantes, Chente Beaujón, sacó a relucir a manera de trofeo, su mejor carta de celebración. Había esperado por el momento más propicio para sorprender a sus amigos, mostrándoles al aire, tomada por el cuello con su mano derecha, una rara botella, desconocida por los presentes, al momento que les decía en tono ceremonial:
-Amigos, esta botella de fino whisky que ustedes ven en mi mano, según los entendidos, es el mejor whisky del universo conocido, de pura malta, de nivel 5, procesado y envejecido en las mejores bodegas escocesas, de este líquido solo han bebido por generaciones, los reyes de Inglaterra y aisladamente –acentuaba orgulloso- uno que otro monarca de algunos reinos europeos. Los presentes prestaban especial atención a las palabras de Chente, sin atreverse a interrumpirlo, mientras éste continuaba: -ustedes ni idea tienen de cómo llegó a mis manos y lo que me costó adquirirla, pero creo, y ustedes podrán dar fe, que valió la pena el esfuerzo- acto seguido, de la botella sirvió, a medio llenar, una copa de cristal bohemia, seleccionada para tal ocasión, el sofisticado y preciado líquido escocés. Hizo en el aire un desplante ceremonioso, como brindando al cielo y lentamente llevó la copa a los labios, procurando no dejar escapar nada del bouquet de aquel licor, tomó un pequeño sorbo, lo suficiente para hacerlo recorrer los vericuetos de su boca, como se hace con los buenos vinos, hasta que la cavidad bucal se transforma en un templo del deleite espirituoso. Entre tanto, el círculo de amigos, paciente y respetuosamente compartían con Chente el ceremonial del primer trago, ya que consideraban que a él le correspondía ese honor. Una vez “calentada” la boca y al apurar de un solo viaje el resto del contenido de la copa, a “fondo blanco”, como correspondía la ocasión, apenas la copa quedó vacía, su semblante palideció en forma alarmante. 
La copa cayó de su mano rompiéndose en el piso, se llevó la mano izquierda a la frente como sosteniendo el rostro en el espacio que hacía su jeme, mientras casi tambaleante, con su mano derecha buscaba a tientas un objeto firme donde apoyarse o sentarse para no caer. Los amigos sorprendidos y nerviosos, se aprestaron a auxiliarlo.
-¡Caray Chente!... ¿Qué te pasa?
-¡Vamos a llamar a un médico rápido!
-¡Échenle aire mientras lo llevamos al Puesto de Salas o a una clínica!
-¡Rápido, aflójenle el cuello y el cinturón!
-¡Seguro que se le bajo la tensión, con cuidado!
Chente Beaujón había logrado sentarse y permanecía estático, pálido y frío, con los ojos cerrados y unas gotas de sudor comenzaban a rodar frente abajo. Su respiración se había hecho profunda e irregular, ninguno de los presentes atinaba  a tomarle el pulso, de repente todos habían perdido la serenidad. Fue entonces cuando Chente Beaujón, comenzando a salir de la crisis, reaccionó enérgicamente, mientras trataba de erguir el torso, para decir:
-¡Tranquilo todos!... ya me está pasando la cosa. ¡Qué buena vaina! –exclamaba con furia- venir a pasarme a mí esta vaina y en este momento, tanto cocuy del bueno y del malo que bebí en la bodega de Mano Billo, tanto lavagallo y whisky del malo, de contrabando, adulterado que le han dado a uno en Coro y aquí mismo, tanta cerveza abombada que le han servido a uno, tanta guarapita maluca… y tener que pasarme esto, este vahído fuñío, con  el mejor aguardiente del mundo, el licor de los reyes, de los dioses… no  fuña, ahora que puedo costearme, beber y brindar una vaina buena, me va a caer mal y hasta enfermarme…
Los amigos habían retirado la botellla apenas Chente se sintió mal y hasta daban por terminada la reunión, ahora lo importante es que te acuestes y trates de descansar…
-¡Que descansar que na’!... Ahora es cuando estoy bien y ese whisquicito por muy fino y sangre azul y de malta y nivel 5, no me va a asustar, si tiene que matarme, que me mate, pero si cree que por fino y por bueno, yo no califico para beberlo, está equivocado… ¡Carajo, pásenme el frasco ese que ahora me lo voy a empinar a pico e’ jarro, él o yo!... –y tomando la botella, la llevó a su boca, tomando de un solo trago, por lo menos un octavo de su contenido.
Fallito Hernández observaba sorprendido la reacción de Chente y temiendo por las consecuencias que pudiera traerle a éste ese brusco y desmedido consumo del aristocrático licor, exclamó entre asustado y jocoso:
-¡Qué bárbaro, este Chente ha resultado ser el suicida perfecto!
La ocurrencia fue celebrada por todos, hasta por el propio Chente. Sobra agregar que la botella del exquisito escoces, resultó ser el inicio de un continuado descorche hasta el amanecer del día siguiente, de varias botellas del delicado licor de gramíneas, que sin ser de la alcurnia de primera, de pura malta, llenaban las aspiraciones de una clase media estable de la época, remojando el gran derroche de camaradería en esa reunión caraqueña de corianos.


Eudes Navas Soto

Coro (1940-2002). Pintor, diseñador gráfico, dibujante, fotógrafo, narrador, cronista literario y poeta.  Entre sus obras destacan "Entre Corianos te veas" (2005), "Del minúsculo redil: relatos sin marcas ni horarios" (1999), "En menos de cuadra y media" (1992), "Ya la concha estaba allí" (1986), "Las huellas de un caminante" (1998), "De silencios a gritos" (1974), "Vértice paso 2" (1977), "Lumbrarada" (1983), entre otras.

Fotografías: Luis Eduardo Bautista

Esto no es un libro porque no se escribe así.  ¿Lo que escribo es un único clímax?  Mis días son un único clímax; vivo al margen. ...



Esto no es un libro porque no se escribe así.
 ¿Lo que escribo es un único clímax?
 Mis días son un único clímax; vivo al margen.




Por Joan Manuel García




Clarice Lispector no nace en Brasil, pero uno no es finalmente de donde nace, uno es de donde vive y para un escritor la lengua en la que escribe es la patria misma.

Pintora y escritora, Clarice es un personaje en sí misma, pinta con la palabra cuadros sobre el papel y en ello Agua Viva representa un escrito fundamental, pues como ella apunta “Lo que te estoy escribiendo no es para leer; es para ser.” y este ser es con el que Lispector va formando sus colores para elaborar un cuadro extraordinario. 

Agua Viva, es un texto en prosa de una extensión corta (48 cuartillas) en el que confluye un riquísimo uso de herramientas literarias que le dan una condición transgenérica a un texto que se mantiene en transformación y redescubrimiento, de tono intimista y con una fuerte carga poética, el libro parece ser todo climax, un clímax de pensamientos que la autora va tejiendo hasta el final.
En este tejer, va formando categorías y un metalenguaje propio, desarrollando ideas como el it y el instante-ya, pero no para la formación de un sistema sofista de pensamiento, sino para explicarse así misma, pues ese otro yo al que escribe parece ser ella misma, de ahí que señale estoy sola, mi libertad y yo y Te escribo porque no me entiendo.
Este no entenderse la lleva a explicarse desde tantos vertientes como pueda, y sostenerse en ideas que van desde el arte hasta el mundo social, porque aunque no sea el tema de Agua Viva hay un toque tangencial a lo humano en frases como Pero están los que mueren de hambre y yo no puedo hacer nada más que nacer. En las que sabemos que Lispector no es un ser aparte del mundo aunque también diga En ese núcleo tengo la extraña impresión de que no pertenezco al género humano.
De ahí, que exponga mi opinión de que no hay una forma de escribir más humana que esta, hay aquí algo auténtico que nace de las entrañas de la escritora brasileña y que conecta con la especie, que en el mismo grado en que busca definirse; nos define, porque la vida es una improvisación y en ella hay pajaros, arboles, jazz y pintura, y este libro es más que la suma de sus partes y en eso logra un propósito nunca escrito del hombre el milagro de crear la materia, una materia que es el arte mismo.
Agua Viva es un paisaje que nos recuerda a un Pollock con su intensa explosión de colores, libre de la forma, hecha en términos de Lispector por un ser sentí-pensante que termina emulando a ese instante-ya en que el agua se hace serena y refleja cual espejo nuestro ser.

No conseguiré la mudez final. Y todavía no la quiero, según parece.




Joan Manuel García

(Venezuela, 1990) Ingeniero químico egresado de la UNEFM, escritor joven, miembro del consejo editorial del Sistema de Editoriales Regionales Falcón adscrito a la editorial  el Perro y la Rana. Organizador y fundador de la Feria Falconiana del Libro (FEFAL), mantiene el blog personal joanmanuelgarcia.blogspot.com.

Kenia Anaid Vidal Palma Por Calixto Gutiérrez Aguilar Tendido cuan largo era, formando en el suelo una gran equis, estaba el ca...


Kenia Anaid Vidal Palma


Por Calixto Gutiérrez Aguilar

Tendido cuan largo era, formando en el suelo una gran equis, estaba el cadáver del capataz. Desnudo de la cintura hacia arriba, había quedado dentro del mísero rancho junto a la portezuela que daba al patio trasero. Una herida fatal le había hecho florecer vísceras y sangre.
Afuera, la numerosa peonada intercambiaba saludos, conversaciones y apreciaciones despreocupadas dando la impresión de que aquella fatalidad los aliviaba.
El comisario salió del rancho, arrojó la colilla de un cigarrillo y exhaló ruidosamente gran cantidad de humo. Tras él, sacaron al hombrecito esposado y lo condujeron al vehículo policial.
Mirándolo, dijo el comisario:
-El valiente vive hasta que el cobarde quiere…
En la casa de su mamá, Rosario aliviaba el escozor de unas bofetadas poniéndose hielo envuelto en una camisa que no era de su marido, o al menos eso dicen.

Calixto Gutiérrez Aguilar 
Nació en Santa Ana de Coro en diciembre de 1972. Desde muy pequeño se hizo aficionado a la lectura y a la escritura de composiciones y rimas. Con el trabajo “El fatalismo leipnizciano en las novelas de Virginia Gil de Hermoso” obtuvo el título de Licenciado en educación mención lengua, literatura y latín, por la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda”. En la actualidad se desempeña como acompañante pedagógico en la Casa Hogar “Fray Romualdo de Renedo” en el Centro Misional “Los Ángeles del Tukuko” ubicado en la Sierra de Perijá; en el Estado Zulia, compartiendo su vida con jóvenes estudiantes de las etnias Yukpa y Barí.
Ha publicado relatos en algunas plataformas digitales y en su propio blog  llamado: http://loquecuentacalixto.blogspot.com

Por Ana Cecilia García El oficio de sepulturero le impedía percibir sensaciones que no estuvieran relacionadas con la muerte. El ...



Por Ana Cecilia García

El oficio de sepulturero le impedía percibir sensaciones que no estuvieran relacionadas con la muerte. El cementerio de Coro tiene un aura de espiritualidad malévola. Definitivamente es un lugar donde los muertos no descansan en paz. Desde que las circunstancias lo condujeron a trabajar ahí, Nefasto desechó su nombre de nacimiento por éste, pseudónimo con el cual se sentía más identificado.
En un día de labores cotidianas, se acercó a él una muchacha de aspecto dulce, que al verla por primera vez, Nefasto quedó fuera de sí. Su nombre era Jacinda, una morena, de curvas poco pronunciadas pero de facciones cercanas a la de los ángeles. El motivo de su visita era porque su abuelo, en estado terminal, ya estaba próximo a la muerte. Con voz afligida preguntó a Nefasto:
—A mi abuelo ya le resta poco tiempo para morir y me veo en la necesidad de preguntarle a usted, cuánto costaría abrir una fosa para enterrar sus huesos.
Nefasto, todavía maravillado por aquella silueta de ángel en carne y hueso, se resumió a responder: 30.000 Bs.
Jacinda, de acuerdo con el precio, quedó con Nefasto en pagar la mitad del monto de inmediato y el día del entierro liquidaría la deuda.
Tres días largos y agudos transcurrieron, hasta que llegó el abuelo muerto en una Bronco. Entre el tumulto de gente, Nefasto esperaba a Jacinda; no por el dinero, sino para verla y poder saciar las ansías que tenía de ella.
Entre el dolor del sepulto y los llantos, Jacinda pudo notar que Nefasto la miraba con ojos de águila, fijos en ella. Sintió repulsión, no solo por cómo era observada, sino por cómo él articulaba sus labios. Quiso irse al finalizar todo, pero Nefasto estaba seguro que no la iba a dejar escapar. Al salir, la sujetó del brazo y la atrajo con la excusa de que pagara lo que debía, y ella un tanto asustada, lo siguió hasta la oficina que se encontraba en la entrada del cementerio.
Temblorosa, Jacinda dejó el dinero en un escritorio sarroso y quiso salir enseguida, pero Nefasto envilecido por el veneno que le producía la obsesión, la tomó de nuevo y susurró a su oído:
— Iré a buscarte esta noche.
Jacinda controló sus náuseas y logró salir de la oficina sin dar respuesta alguna. Llegó a casa conmocionada, no solo por el dolor que producía la reciente muerte, sino principalmente por Nefasto. ¿Por qué dijo eso?, ¿Qué significado tenía todo lo que ocurrió? ¿Por qué ella?
Sumida en el insomnio, sintió que alguien tocó su puerta. Aún indecisa resolvió abrir, pero más allá del umbral no había más que una sensación macabra aguardando en la penumbra. Al retroceder para cerrar sintió a Nefasto detrás de ella.
El instante de oscuridad que siguió fue extinguido por una luz: Jacinda estaba en el cementerio. Él la miraba moverse. Nefasto observaba cómo ella se deslizaba por callejones mugrosos imitando la forma astringente de las serpientes. Jacinda veía con horror cómo Nefasto la manipulaba igual que a un títere. Él de pie, impávido, la miraba con el asombro de que los hilos invisibles de sus dedos eran ajenos a ambos. La veía con una ternura que daba lástima. Jacinda era repudio exacerbado, inconsciente de percepción mas no de mente; veía desde el suelo el control que Nefasto ejercía sobre ella, mientras que él, con ingrata paciencia, se burlaba. Y con cada movimiento una convulsión que parecía poseerla un poco más, hacerla trizas, despedazarla y condenarla a la electricidad emanada de una maldad de la que era presa. Jacinda mordía las piedras que encontraba en el camino por no poder morder su lengua, el silencio era el estigma del oprimido. Nefasto sonreía. Era suya.


*Extraído del libro "Enemigos desconocidos 2.
Antología de horror" publicado por 
Ediciones Palíndromus en Maracaibo, 2018.



Ana Cecilia García
Coro (2995). Narradora y estudiante de Nutrición. Su primera publicación fue en la revista Awen #2, con su cuento "Ana Soledad". Cuentos de su autoría aparecen en el libro electrónico "Enemigos desconocidos. Antología de horror" (Ediciones Palíndromus 2018). Actualmente trabaja en la creación de relatos cortos de horror.

Ilustraciones: Pilar Salgado

https://youtu.be/c_YADJRMolg El joven escritor y editor de la revista Awen , Jorge Morales Corona nos hizo llegar este video a mediado...



El joven escritor y editor de la revista Awen, Jorge Morales Corona nos hizo llegar este video a mediados de septiembre del año 2017 y en este número no podíamos dejarlo pasar.

https://youtu.be/nsQtY6rvce8 La poeta venezolana Yajaira Cabrita lee algunos de sus textos para la Revista Literaria Madriguera desde Ca...


La poeta venezolana Yajaira Cabrita lee algunos de sus textos para la Revista Literaria Madriguera desde Cabimas en julio de 2017.

Pues sí, porque el arte sirve para todo, también puede ser terapéutico leer poesía en medio de la crisis; cuando las emociones es...



Pues sí, porque el arte sirve para todo, también puede ser terapéutico leer poesía en medio de la crisis; cuando las emociones están en desorden, invadidas también por la abstracta realidad de nuestro país y la tormenta de noticias y opiniones que pueblan nuestros días.
Encontrar palabras que nos permitan enfocar los problemas desde una óptica más optimista puede cambiarnos el día, por esto leer la poesía de Mario Benedetti es lo más cercano a conversar con un amigo o escucharle los consejos a un viejo sabio.
Consejos que bien pueden recordarnos que “aún hay vida en tus sueños”, sin pretender enajenarnos de nuestra propia experiencia, en cambio sí motivarnos a mantener una actitud más proactiva ante las dificultades de la vida.
En tal sentido seleccionamos algunos poemas que consideramos vienen bien al ejercicio de leer poesía como una terapia acorde con la época que vivimos nosotros los venezolanos.
Ilustración: Jorge Restrepo

CHAU PESIMISMO

Ya sos mayor de edad
tengo que despedirte
pesimismo

años que te preparo el desayuno
que vigilo tu tos de mal agüero
y te tomo la fiebre
que trato de narrarte pormenores
del pasado mediato
convencerte de que en el fondo somos
gallardos y leales
y también que al mal tiempo buena cara

pero como si nada
seguís malhumorado arisco e insociable
y te repantigás en la avería
como si fuese una butaca pullman

se te ve la fruición por el malogro
tu viejo idilio con la mala sombra
tu manía de orar junto a las ruinas
tu goce ante el desastre inesperado

claro que voy a despedirte
no sé por qué no lo hice antes
será porque tenés tu propio método
de hacerte necesario
y a uno lo deja triste tu tristeza
amargo tu amargura
alarmista tu alarma

ya sé vas a decirme no hay motivos
para la euforia y las celebraciones
y claro cuandonó tenés razón

pero es tan boba tu razón tan obvia
tan remendada y remedada
tan igualita al pálpito
que enseguida se vuelve sinrazón

ya sos mayor de edad
chau pesimismo

y por favor andate despacito
sin despertar al monstruo


NO TE SALVES

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.


NO TE RINDAS

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

La musa desnuda Sangra mi alma; ¡Oh la herida entreabierta al Ensueño, infinito y brumoso; cómo su sangre es la puerta del Paraíso de...

La musa desnuda


Sangra mi alma; ¡Oh la herida entreabierta
al Ensueño, infinito y brumoso;
cómo su sangre es la puerta
del Paraíso de mi gozo!

¡Amor…! ¡Surge desnuda
y baila sobre rosas una danza macabra;
mi Salomé, que sea tu boca siempre muda
y sea tu desnudez la gran palabra!

¡Amor…! Y es relámpago que ciega.
El agua clara que la sed mitiga…
es Dios que sabe y llega:
¡sobre la tierra innoble
la robustez del roble
y el candor de la espiga!

Tu ánfora rebosa
de emoción, juventud,
y hay una rosa
que se irisa
en la sonrisa
de tu plenitud…
sangra mi alma. Sobre la herida
la sangre es bálsamo que aroma
el Dolor la mano que la cuida:
¡y es mi alma una paloma
que se ha quedado dormida!

Sangra mi alma. ¡Amor! Mi corazón
es una espina entre rosales;
¿tu nombre? Son siete letras, y son
como siete puñales.



Transeunte



Tus ojos claros me dieron una
emoción sueva de mar y luna; tu ritmo lento, tu carne inquieta
me hicieron definitivamente poeta.
¿Por qué? Esos son cosas oscuras, mías,
pensándolas se me han puesto  las manos frías!
¿Recuerdas? Tú casi no me viste
sin embargo me sentí triste,
me sentí hondo, te sentí vaga,
muñeca… maga…

Mañana cuando pases no seré yo el mismo,
ni tú tampoco:
yo estaré alucinadamente loco
por tu abismo.
¿Por qué? Esas son cosas oscuras, mías,
pensándolas se me han puesto las manos frías!



El sátiro



Vente desnuda, al ritmo serpentino
de una música antigua, olvidada;
ten el cabello suelto sobre el hombro divino
y la púdica mano sobre la flor vedada.

Ven con los ojos bajos y la piel encendida,
y baila frágilmente sobre la alfombra;
mi brazo estará presto en tu caída
desde mi sitio… un sitio lleno de sombra.

¿Qué no me conoces? No te importe,
rubia ninfa del norte,
apagaremos el sol, nadie ha de vernos…

y si acaso en la noche quieres saber de mi nombre
alarga el brazo y palpa, en un cuerpo de hombre,
mis pezuñas, mis pelos y mis cuernos!





Presentimiento



Apenas pude verla.
fue un minuto del azar;
llevaba los ojos denudamente negros
y… ¡esa expresión!

Yo la seguí, loco, por el gris de la calle.
Ella me presintió; y corría
por entre todos aquellos…
¡Oh tarde de otoño que empezaba!
¡Calofrío del anticipo!

¡Ya lo sabíamos los dos!
¡Con que fiebre yo la seguía!
Gentes, calles multitud.
Ella, pobrecita, me huía…
¡Y yo detrás!

Nunca más volví a mirarla
hasta hoy;
aquí la tengo
a  mis pies,
desnuda, blanca, húmeda
y mía!


Conjunción



Besos en la oreja;
a lo largo de la columna
vertebral;
en los senos,
las tibias axilas
y sobre tu vientre que tiene
un misterioso olor a mar.

Yo llenaré
con mi último beso
el molusco vacío de tu ombligo
y que en el minuto de tu estremecimiento
se haga perla,
hija de mi ardor
y tu olor…


Transformación



Ya no es mi amor bravío como el mar, sino suave
como el cielo que dora el sol de la alborada;
no es bandido nocturno que asalta, sino llave
de oro, estremecida, en tu puerta cerrada.

No es el labio que grita, ni es la frase que hechiza
ni son tenues suspiros, hondos y entrecortados;
es el gesto sereno de la suave sonrisa,
es la línea borrosa de los labios callados…

Es estar a tu lado junto a tu vida, amada,
bebiendo tu silencio como un sorbito de agua,
y estar allí por siempre, junto a tu clara enagua,
con los ojos cerrados y sin decirte nada.


Inquietud



Tuya es mi serenidad
y mi sano corazón actual:
te debo la vida perfecta del que nada desea,
del que lo tuvo todo,
la imbécil gratitud del satisfecho!

No deseo nada de ti.
te he exprimido como un racimo
de uvas maravillosas,
tu sangre fue mi vino,
y en la embriaguez
yo alzaba mi copa sangrienta
y bebía… de un solo sorbo…

Yo llegue a ti hambriento
y muerto de sed;
tú me diste, mujer, todo lo que tenías,
y me harte de tu carne hasta el fastidio,
y abreve mi sed entre tu boca
generosa y atenta…

Pero no puedo ya.
Estoy cansado de tenerlo todo;
me aburre tu docilidad:
niégame algo un día,
sé brusca y mala,
engáñame, hasta véndeme,
sé voluble y distinta,
no vivas en un día toda tu vida entera,
sé algo nuevo, mujer,
que estoy cansado de ser el amo
y de tenerte esclava.
mujer,
devuélveme mi hambre
y mi sed!




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