Reseña del libro Voces de Chernóbil por Eduardo Salazar.

Voces que no callan: VOCES DE CHERNÓBIL de Svetlana Alexievich

Reseña del libro Voces de Chernóbil por Eduardo Salazar.


Por Eduardo Salazar

En abril de 1986 ocurrió el peor desastre nuclear de la historia: la explosión de la planta nuclear de Chernóbil. Es cierto que se ha escrito mucho sobre el tema; se han hecho películas y documentales al respecto; e incluso, en la actualidad, agencias de viaje de algunos países del este de Europa ofrecen un paquete turístico para visitar la zona.
Si bien esto ocurrió hace un poco más de treinta años, ¿Qué sabemos de las personas que vivieron la catástrofe? ¿Cuáles son las historias más allá de la versión oficial? ¿Cuál es el rostro y las voces de los verdaderos protagonistas, o mejor dicho, víctimas de esta tragedia?
Esto es precisamente lo que hace la periodista Bielorrusa ganadora del premio Nobel de literatura 2015 Svetlana Alexievich en su libro Voces de Chernóbil. Publicado en 1997, allí encontraremos las historias de aquellas personas que quedaron en el anonimato; desde amas de casas, hasta ingenieros, científicos, profesores; e incluso aquellos que participaron directamente en controlar el incendio.
Este libro consta de tres partes. Si nos fijamos en los títulos de cada una de las partes, nos podemos imaginar qué tipos de historias nos encontraremos. La primera se llama La tierra de los muertos; la segunda La corona de la creación; y la tercera La administración de la tristeza. Como podemos ver, títulos nada halagüeños. Nada de historias felices; todas son sobre Chernóbil, y lo que representa para muchos supervivientes esa palabra: muerte, desesperación, tristeza, olvido.
Es importante señalar que Voces de Chernóbil si bien se podría inscribir en el género de la crónica, su autora prefiere llamarla “novela de voces”. Pero tampoco sería una novela, ya que los personajes son seres totalmente reales que cuentan sus propias historias; personas comunes y corrientes que cuentan su versión de los hechos; aún más: cuentan sus propios sentimientos y vivencias después de la tragedia; nos cuentan cómo era la vida dentro de la Unión Soviética y lo que se pensaba sobre la energía nuclear antes de la catástrofe:
El átomo militar era Hiroshima y Nagasaki; en cambio, el átomo para la paz era una bombilla eléctrica en cada hogar. Nadie podía imaginar aún que ambos átomos, el de uso militar y el de uso pacífico, eran gemelos,  eran socios. Nos hemos hecho más sabios, todo el mundo se ha vuelto más inteligente, pero después de Chernóbil.


De hecho, fue después de este accidente cuando el mundo se dio cuenta de lo peligroso que es jugar con elementos radiactivos. La gente no sabía lo que pasaba, y no se imaginaron las consecuencias que tendría todo esto después. La soledad, el dolor y el sufrimiento son elementos que se encuentran en cada relato, o mejor dicho, Voz. Las personas hablan, la entrevistadora calla. Además, el libro en su totalidad está compuesto de unos 45 monólogos. Sí, no son conversaciones. No hay preguntas. No hay respuestas. Solo la realidad individual de cada uno de los personajes. No encontramos en el libro preguntas elaboradas; solo los relatos, el desahogo, el recuerdo y la añoranza, y de nuevo el dolor. Solo notamos la intervención de la entrevistadora/escritora cuando encontramos expresiones que nos ayudan a identificar los estados de ánimo en las personas. Expresiones como: “Calla”, o “tiene la mirada perdida” nos indican la actitud de las personas. 
¿A qué tanta desgracia? [Llora] Qué frágil es nuestra vida. No lloraría si pudiera, pero las lagrimas se me caen solas ( …) Ahora todos sufrimos la misma desgracia. ¡Yo no espanto a nadie! (…) Si cada día viniera gente a casa, al menos tendré con quien hablar.
Voces de Chernóbil es la historia no oficial de la desgracia. De aquellos que no sabían cómo contar el horror, el desespero, la vicisitud, y por lo tanto, le imploraban a ella, la periodista, la que los escuchaba, le rogaban que escribiera sus palabras.
Y estas son las palabras de personas que no quieren ser olvidadas. A 30 años de esta tragedia, todavía se recuerda lo que ocurrió en aquella ocasión. Aún a 30 años de aquel desastre, Svetlana Alexiévich nos recuerda que las voces no callan; siguen hablando, gritando por una pequeña esperanza.
Así que siéntense, lean Voces de Chernóbil y verán cómo estas impactantes historias los conmoverá hasta los huesos.


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Eduardo Salazar 
Mérida, 1986. Está culminando sus estudios de pregrado en la Universidad de los Andes. Algunos de sus poemas han aparecido en revistas como Los Poetas del 5, Canibalismos y en la antología Antropologías del fuego (Editorial Palíndromus 2018).