El tiempo puede resumirse en un abrir y cerrar de ojos al igual que en un fotograma, ya han transcurrido 67 años desde que el 6 de Enero de 1951 por primera vez el cinematógrafo proyectó su luz sobre la pantalla del Cine Teatro Alcázar. Luego de aquel inolvidable ritual al día siguiente los Corianos leyeron la noticia en el periódico: El sábado por la noche se llevó a cabo la regia inauguración del moderno Teatro Alcázar una obra de ornamentación urbana que da a Coro renombre de estilo y refinada técnica en construcciones de tal naturaleza (…). El film escogido para su estreno fue la obra de Walt Disney titulada “La Cenicienta” que tuvo favorable acogida del público que plenó sus localidades (…).
Esta primera función dio nacimiento al mejor cine de la ciudad, con el cual los Corianos curaron su despecho cultural, ya que 6 años antes el 31 de Julio de 1945 el fuego extinguió su primer “Coliseo”, el viejo Teatro Armonía, este sentimiento se evidenció en la misma nota de prensa con estas palabras: (…) viene a llenar una inaplazable necesidad, carente como estaba la ciudad de Ampíes de una sala de esta naturaleza, donde se pudiera presentar espectáculos de altura y a la categoría y renombre del que nos legaron nuestros antepasados (…).Ojalá esa moderna sala continúe en su afán de presentarnos un ambiente chic dentro de un seleccionado programa de realizaciones con espectáculos de la altura de su categoría (...).
En sus inicios al Alcázar solo asistía la élite Coriana, cualquiera no podía entrar mal vestido y menos sus trabajadores quienes debía exhibirse en trajes elegantes; la plebe tenía los cines populares. No solo era de gente exclusiva sino también de películas y otros espectáculos. Pero transcurrieron 6 meses desde su apertura y el Alcázar es frecuentado por la clase social popular quienes también deseaban disfrutar del placentero castillo onírico, así lo cuenta la hemerografía:
A nuestra principal sala de espectáculos, que según la intención de sus propietarios era la de venir a llenar la ausencia de nuestro extinto Armonía, ahora con su nueva “organización”, se ha convertido en un vulgar cine de arrabal, exhibiendo cintas del oeste, y para colmo, ahora están exhibiendo los culebrones de las series, donde en un cine de tal categoría, no creemos que cuadre tales espectáculos.
Tal vez esta programación para atraer al público común se debía a que el cinema caché no generaba mucho dinero, o la competencia con otros cines, ya que el Alcázar está ubicado por la calle Ampies con Churuguara a pocos metros de distancias de los cines Rex y Miranda y otros...
Las funciones del Alcázar eran durante toda la semana, vermut o vespertina (tarde), noche, los horarios podían ser a las 6, 7, 8 y 9 pm. , el sábado y domingo además había matiné. Se exhibieron películas de acción, romance, artes marciales, ciencia ficción, documentales, infantiles, animados, western, mexicanas entre otras. Cuenta Ibrahim Colina, viejo operador del cinematógrafo y técnico que las películas que generaron más dinero en este cine fueron Benhur, y Los diez mandamientos y que las preferidas eran las chinas, vaqueras (western), mexicanas, las series como Santo el enmascarado de plata, en su mayoría de la MGM. También se exhibieron películas Venezolanas como La Balandra Isabel llego esta tarde.
De estos 3 cines que existieron en el centro de la ciudad el Alcázar fue el segundo en aparecer, tenia la sala más grande y fue el primero en tener techo totalmente cubierto. A pesar del olvido aun existe gran parte de su arquitectura originaria la cual estaba al nivel de los modernos cines y teatros de ciudades capitales. Aunque el exterior del Alcázar cambio su verde color la entrada no se ha movido de lugar pero si el enorme anuncio “Cine Teatro Alcázar” y las 2 carteleras de metal que se encontraban en las rejas; una vez cruzada la entrada está el lobby donde se ubicaba la taquilla circular de metal, vidrio y cemento, allí compraban el boleto para recibir su acostumbrada dosis de sonidos e imágenes en movimiento, recorrían el área de las carteleras y la tienda. Luego voluntariamente ingresaban a la sala de hipnosis, se sumergían en la pantalla grande hecha en concreto, en ella podían soñar con los ojos abiertos, viajar en el tiempo, escapar de sus monótonas existencias, ser quiénes deseaban ser, llorar, reír, gemir, dormir. Podían escoger entre los 800 asientos de madera que estaban en la parte baja de la sala (patio) o los 200 en la parte superior (palco o balcón), a esta zona accedían por una escalera de cemento ubicada de lado izquierdo del lobby cerca de la taquilla; en el balcón el precio del boleto era más caro, en dicha área se encontraba la oficina de administración y el cuarto de proyección con sus dos cinematógrafos 35mm y sistema de audio. Una vez concluida la función los hechizados espectadores salían por dos grandes puertas de madera que están del lado derecho de la sala hacia la calle Churuguara frente al liceo Cecilio Acosta.
Este cine tiene un sistema de ventilación propio de su arquitectura que permite al aire caliente exterior entrar y disminuir su temperatura enfriando la sala, también tenía camerinos posterior a la pantalla la cual está dotada de un sistema de riel para moverla hacia atrás dejando una tarima para otras actividades, y hacia adelante durante las proyecciones, los baños para el público estaban ubicados a los lados de la puerta de entrada a la sala. Esta obra es creatividad del arquitecto Cornelis Zitman, el responsable de diseñar la infraestructura construida por la compañía PROFALCO propiedad de Oscar Infante, Tobito Morales, Emilio y Gregorio Magdaleno. Ya en el año 1981 el Alcázar es vendido por Vicente Beaujón a Mohammad Aref quién es su último propietario.
Además de las exhibiciones cinematográficas en el Alcázar también se realizaban obras de teatro, convenciones religiosas, festivales, conciertos, asambleas de partidos políticos, proclamaciones de candidatos a la presidencia de la república y gobernación del estado, hasta un hipnotista llegó a presentarse, entre otros espectáculos. Tan importante fue este recinto que los Corianos tuvieron el privilegio y placer de ser testigos de un recital ofrecido por el Poeta Pablo Neruda en Febrero de 1959 quien tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez vino a Venezuela con motivo de la celebración de los 100 años de la Guerra Federal.
Esta primera función dio nacimiento al mejor cine de la ciudad, con el cual los Corianos curaron su despecho cultural, ya que 6 años antes el 31 de Julio de 1945 el fuego extinguió su primer “Coliseo”, el viejo Teatro Armonía, este sentimiento se evidenció en la misma nota de prensa con estas palabras: (…) viene a llenar una inaplazable necesidad, carente como estaba la ciudad de Ampíes de una sala de esta naturaleza, donde se pudiera presentar espectáculos de altura y a la categoría y renombre del que nos legaron nuestros antepasados (…).Ojalá esa moderna sala continúe en su afán de presentarnos un ambiente chic dentro de un seleccionado programa de realizaciones con espectáculos de la altura de su categoría (...).
En sus inicios al Alcázar solo asistía la élite Coriana, cualquiera no podía entrar mal vestido y menos sus trabajadores quienes debía exhibirse en trajes elegantes; la plebe tenía los cines populares. No solo era de gente exclusiva sino también de películas y otros espectáculos. Pero transcurrieron 6 meses desde su apertura y el Alcázar es frecuentado por la clase social popular quienes también deseaban disfrutar del placentero castillo onírico, así lo cuenta la hemerografía:
A nuestra principal sala de espectáculos, que según la intención de sus propietarios era la de venir a llenar la ausencia de nuestro extinto Armonía, ahora con su nueva “organización”, se ha convertido en un vulgar cine de arrabal, exhibiendo cintas del oeste, y para colmo, ahora están exhibiendo los culebrones de las series, donde en un cine de tal categoría, no creemos que cuadre tales espectáculos.
Tal vez esta programación para atraer al público común se debía a que el cinema caché no generaba mucho dinero, o la competencia con otros cines, ya que el Alcázar está ubicado por la calle Ampies con Churuguara a pocos metros de distancias de los cines Rex y Miranda y otros...
Las funciones del Alcázar eran durante toda la semana, vermut o vespertina (tarde), noche, los horarios podían ser a las 6, 7, 8 y 9 pm. , el sábado y domingo además había matiné. Se exhibieron películas de acción, romance, artes marciales, ciencia ficción, documentales, infantiles, animados, western, mexicanas entre otras. Cuenta Ibrahim Colina, viejo operador del cinematógrafo y técnico que las películas que generaron más dinero en este cine fueron Benhur, y Los diez mandamientos y que las preferidas eran las chinas, vaqueras (western), mexicanas, las series como Santo el enmascarado de plata, en su mayoría de la MGM. También se exhibieron películas Venezolanas como La Balandra Isabel llego esta tarde.
De estos 3 cines que existieron en el centro de la ciudad el Alcázar fue el segundo en aparecer, tenia la sala más grande y fue el primero en tener techo totalmente cubierto. A pesar del olvido aun existe gran parte de su arquitectura originaria la cual estaba al nivel de los modernos cines y teatros de ciudades capitales. Aunque el exterior del Alcázar cambio su verde color la entrada no se ha movido de lugar pero si el enorme anuncio “Cine Teatro Alcázar” y las 2 carteleras de metal que se encontraban en las rejas; una vez cruzada la entrada está el lobby donde se ubicaba la taquilla circular de metal, vidrio y cemento, allí compraban el boleto para recibir su acostumbrada dosis de sonidos e imágenes en movimiento, recorrían el área de las carteleras y la tienda. Luego voluntariamente ingresaban a la sala de hipnosis, se sumergían en la pantalla grande hecha en concreto, en ella podían soñar con los ojos abiertos, viajar en el tiempo, escapar de sus monótonas existencias, ser quiénes deseaban ser, llorar, reír, gemir, dormir. Podían escoger entre los 800 asientos de madera que estaban en la parte baja de la sala (patio) o los 200 en la parte superior (palco o balcón), a esta zona accedían por una escalera de cemento ubicada de lado izquierdo del lobby cerca de la taquilla; en el balcón el precio del boleto era más caro, en dicha área se encontraba la oficina de administración y el cuarto de proyección con sus dos cinematógrafos 35mm y sistema de audio. Una vez concluida la función los hechizados espectadores salían por dos grandes puertas de madera que están del lado derecho de la sala hacia la calle Churuguara frente al liceo Cecilio Acosta.
Este cine tiene un sistema de ventilación propio de su arquitectura que permite al aire caliente exterior entrar y disminuir su temperatura enfriando la sala, también tenía camerinos posterior a la pantalla la cual está dotada de un sistema de riel para moverla hacia atrás dejando una tarima para otras actividades, y hacia adelante durante las proyecciones, los baños para el público estaban ubicados a los lados de la puerta de entrada a la sala. Esta obra es creatividad del arquitecto Cornelis Zitman, el responsable de diseñar la infraestructura construida por la compañía PROFALCO propiedad de Oscar Infante, Tobito Morales, Emilio y Gregorio Magdaleno. Ya en el año 1981 el Alcázar es vendido por Vicente Beaujón a Mohammad Aref quién es su último propietario.
Además de las exhibiciones cinematográficas en el Alcázar también se realizaban obras de teatro, convenciones religiosas, festivales, conciertos, asambleas de partidos políticos, proclamaciones de candidatos a la presidencia de la república y gobernación del estado, hasta un hipnotista llegó a presentarse, entre otros espectáculos. Tan importante fue este recinto que los Corianos tuvieron el privilegio y placer de ser testigos de un recital ofrecido por el Poeta Pablo Neruda en Febrero de 1959 quien tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez vino a Venezuela con motivo de la celebración de los 100 años de la Guerra Federal.
No podemos dejar de recordar a un trabajador del Castillo de los Sueños, Antonio Aguillón el popular “Mogollón” quien estuvo hasta los últimos días del Alcázar dedicándose a la taquilla, vigilancia, aseo, portero, pero no llegó ser operador del cinematógrafo, aunque era el que pagaba las consecuencias cuando las películas se interrumpía por el corte accidental del celuloide; entonces el público reclamaba diciendo: “Mogollón devuélveme el dinero”, “Mogollón coño e tu madre”, pero todo era a manera de juego. Tampoco podemos olvidar al “Matador”, un espectador fiel y quién se vestía de traje blanco para su ritual diario, ir al cine Alcázar.
Hasta cierto tiempo el Alcázar fue el cine preferido de la ciudad, mantuvo actualizada su cartelera proyectando filmes que se exhibían en la capital, poco a poco fue decayendo desperfectos técnicos, poca calidad de la imagen y el sonido, las películas no eran actuales, el costo del boleto era superior a la calidad de la exhibición) lo cual disminuyo la asistencia de espectadores en consecuencia el Alcázar inicia la programación de películas pornográficas (en la década de los años 80,90), todo un suceso para la moral de esta conservadora población. En un principio estas películas se proyectaban sólo al final de la noche (9:00 p.m), posteriormente solo exhibiría pornofilms con más de una función diaria. Éstas tenían un público reducido y selecto, entre ellos homosexuales, prostitutas, malandros, lesbianas, artistas, poetas, parejas heterosexuales, Rockeros y “gente normal amante del buen cine”.
Tan extremas eran estas funciones que en ocasiones se producían situaciones sexuales de todo tipo, era frecuente que los obreros encontraran en acción a los espectadores, o los residuos de aquellas situaciones: preservativos, pantaletas, sostenes. Este hecho es interesante ya que el elegante Cine Teatro Alcázar se inauguró con la proyección de un film infantil y cerró sus puertas proyectando películas pornográficas; además en sus inicios este local congregaba a la gente caché, conservadora y moralista de Coro, y sus últimos espectadores fueron los habitantes del underground de la ciudad.
Durante sus 46 años de funcionamiento el Alcázar contribuyó a dinamizar el espacio público de la ciudad y la cultura de sus habitantes, por ejemplo, fue un lugar donde encontrarse con los amigos y amores, la cita familiar, el exhibirse en público, dio empleo a muchos con lo cual mantenían a la familia, contribuyo con el habito de los Corianos de ir al cine. Al igual que otros cines también tuvo su “Pilón”, ese grupo de gente que se reunía para compartir, conversar, beber alcohol, truekear historietas, intercambiar información ya sea de izquierda o derecha; fomentó la circulación y presencia de personas en las calles aledañas o la gente sentada en las plazas antes y después de la funciones, que los comercios abrieran en horas nocturnas. Pero en sus últimos años el Alcázar contribuyó a la decadencia de la ciudad ya que se convirtió en zona roja o de tolerancia: prostitución, venta de drogas, inseguridad, “inmoralidad”,” desviaciones sexuales”. Finalmente el Alcázar cerró sus puertas y apago sus cinematógrafos en el año 1997 a consecuencia de los pocos ingresos económicos que no permitieron costear los gastos para su mantenimiento, salario de los trabajadores y la adquisición de películas.
Reafirmamos que era el cine que tenia mejor infraestructura de allí el nombre de “Alcázar” una palabra de origen árabe que significa “Castillo”, “Palacio” o “Casa Grande”. Así mismo, debido a su calidad arquitectónica y junto a toda la memoria histórica que guarda sobre la ciudad el Alcázar es patrimonio de Coro (municipio Miranda estado Falcón), declarado como Bien de Interés Cultural por el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) según la resolución N° 003-05 de fecha 20 de febrero del 2005, es parte del Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2005.
A pesar del tiempo aún queda la infraestructura del Alcázar en mal estado de conservación junto a la pantalla, sus asiento son inservibles, los cinematógrafos se detuvieron en el tiempo hasta que a inicios del año 2018 personas incultas ingresaron al cine y destruyeron dichos aparatos. . Hoy en día el Alcázar está en venta esperando no ser comprador por los evangélicos quienes solo darían más opio a los Corianos.
Creemos que el Alcázar no puede ser vendido para fines que no sean culturales ya que es patrimonio de la ciudad y de la nación, existiendo todo un marco jurídico que lo ampara desde la CRBV 1999 , Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural (1993) o la Ley de la Cinematografía Nacional (2005) la cual expresa en su Artículo 23 : Las salas de exhibición cinematográficas son áreas de naturaleza cultural y recreativa. Las entidades públicas y privadas, nacionales, estadales y municipales, promoverán e incentivarán su construcción y conservación en beneficio de la colectividad. Hoy algunos soñamos que el Alcázar puede ser adquirido por el estado según lo establece ley pudiendo en un futuro ser rehabilitado, recuperado, reactivado como un centro de cultural cinematográfico y de otras artes para brindarle a los habitantes y visitantes de Coro un espacio donde recrearse, que fomente el derecho a la diversidad cultural y contribuya a dinamizar el espacio público. Esto no es imposible para muestra los diversos cines y teatros recuperados por el estado en la capital o el Cine cardón en Paraguaná. Esta sería otra lucha de los Corianos como pueblo organizado al igual que lo hizo para la declaración de Coro y la Vela como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Informantes: Arcadio Gonzales, Alejandro García, Ibrahim Colina, Tito Guerra, Richard Hernández, Ulises León, Fito Aref, Javier Marin, Milagro Escobar .Ricardo Torres
Luis BautistaEs productor audiovisual, perteneció al colectivo cultural "Agua e' lluvia". Actualmente se desempeña como promotor de cultura en INCUDEF. Ha impartido talleres entorno a la producción documental. Obtuvo una Beca de Estímulo a la Creación Literaria por parte del CENAL en el 2018.