20 sensoriales cuentos recreados desde la tribuna del hechizo y el divertimento nacido en la infancia. Reseña del libro "Lúdico&...

El divino recreo de la memoria abuelera


20 sensoriales cuentos recreados desde la tribuna del hechizo y el divertimento nacido en la infancia.
Reseña del libro "Lúdico" de Carolina Marín Guevara por Pedro Antonuccio Sanó.

Por Pedro Antonuccio Sanó

Fotografía: Ennio Tucci

Impregnado de un emocionante ritmo narrativo, reconocible por esas sabrosas huellas que dejan los surcos del tiempo, “Lúdico” (Ediciones Madriguera, 2018), de la narradora venezolana, Carolina Marín Guevara, desentraña elocuentemente esos pedacitos de recuerdos que atesoran la vida, a través de 20 sensoriales cuentos recreados desde la tribuna del hechizo y el divertimento de la infancia.
“Parte del recuerdo íntimo, de un hecho vivido o desde la complicidad de esa historia que siempre te va a recrear la memoria *abuelera*. En estos relatos se tamiza la mirada del adulto a través de las conexiones de lo real y la creación en lo vivido durante la infancia, en unos casos y en otros, lo íntimo de la voz de la mujer que escribe”, confiesa esta Comunicadora Social egresada de la UCV, con una Maestría en Periodismo Digital en la Universidad Complutense de Madrid (2001) y en Relaciones Internacionales y Globales (UCV) (Pendiente de tesis).
Al ritmo de una romántica máquina de escribir, que empieza contando la llegada al cine en un pueblo rural, “Lúdico" se convierte en “un espacio libre de amarras para la expansión de los sentidos y los deseos”, sostiene Laura Antillano al referirse a esta suerte de ave del paraíso de la remembranza vivencial que ha logrado Carolina Marín Guevara; quien actualmente, impulsa y dirige “Artmónico Estudios Musicales”, escuela de música y promoción musical en Valencia-Carabobo. “Estoy consolidando el portal www.artmonico.com, medio con el cual intento promover la música y músicos venezolanos estén en nuestro país o fuera de sus fronteras”, agrega.
En diez líneas que predican la plenitud de ese cosmos que habita en la vida de una cultora popular, Carolina Marín Guevara, nos conmueve con acierto narrativo, describiendo en su “Vital”, la manera en que la escultora Rafaela Baroni no le teme a la muerte porque ya la ha vivido. “Escucha rocas cayendo sobre el latón. Dos, tres, demasiadas”. A la par de ello, zambulléndose en el afable relato titulado “Antúnez”, donde la cuentista nos hace ver cómo la vida se puede detener en un techo de adobe, se nos ofrece uno de los parajes más hermosos del libro: “De noche, todo es estrellas y Luna y agua recogida en la cocina para un café caliente, fuego para aplacar la plaga y domar a los animales”. Para acabar cerrando esta parte medular de su obra con “Te voy a contar un cuento”, donde las frutas se convierten en apaciguados misterios ante los ojos del lector.
“Lúdico” (2018), es uno de los más recientes textos impresos por Ediciones Madriguera, Coro-Venezuela (que ha migrado al mundo digital). Estamos ante una delicada edición al cuidado de Ennio Tucci y el Equipo Editorial conformado por Jenifeer Gugliotta y Antonio Gugliotta. Con hermosas ilustraciones de Rúkleman Soto y presentación de Laura Antillano; el poeta larense, Carlos Angulo; y la poeta de los Altos Mirandinos, Yurimia Boscán.
Es así que la pasión inmersa en las acompasadas palabras de Carolina Marín Guevara, van aflorando como un susurro, escoltadas de una agraciada nostalgia por sus personajes, desde las primeras líneas de “La edad de oro y el regreso de las cenizas”; cuando, en formato epistolar, Carlos, alumbrado sólo por una benévola llama de vela, le escribe a Amada, en marzo de 1933, invitándola a evocar el instante cuando acababa de terminar la proyección a sala llena, de la película de Luis Buñuel “La edad de oro” en el Cine London Bar, estrechándonos al paisaje de un largo viaje que incluye chalanas sobre el río Apure.
La primera edición de “Lúdico” abarcó 500 ejemplares. “Esta editorial tiene la calidez de lo hecho a mano. El texto se ha comercializado en ferias de libros, a través de @librerolivrê y en la Librería Casual del Centro Comercial Sambil-Valencia; a través de mi cuenta en Instagram @carolinamaring26 y en el portal de Ediciones Madriguera (versión digital) www.edicionesmadriguera.com.ve”, apunta la autora.
A través de sus páginas que se convierten en parajes de centellas legendarias para el regocijo, Carolina Marín Guevara nos advierte de los intensos sonidos y sentidos ancestrales que adornan su propuesta, especialmente en “Cuando la vea”; “En un beso la vida”; “El San Juan de la Abuela”; “Puente Cruzado”, “Cara de diablo” y “Eclipse”. Llegándose a imponer el tesón, los sueños y los “corrientazos” de una bailarina de ballet, que llegada a Caracas se enfrenta a la crítica familiar y a una concluyente audición en el Teresa Carreño, reflejadas líricamente en el cuento “Saco mis manos y las hago bailar”. Es, entonces en ese universo, como la palabra de Marín Guevara, va describiendo como si fueran órbitas, los giros, piruetas y la determinación de la danzarina por alcanzar su sueño; incluyendo una fina representación pormenorizada de cómo sus zapatillas de sedas rosadas se humedecen con un color pardo, en medio de la pérdida de tres uñas.
- ¿Cuánto de lo relatado es real y qué cuotas le das a la imaginación en el discurso narrativo de tus cuentos?
- En muchas líneas me veo tentada a partir de la realidad, ¡será por mi apego a la profesión que elegí!, el periodismo. Sin embargo, la realidad es la excusa para el relato imaginado, recreado en el juego que seduce ese plano irreal pero probable y creíble del que se alimenta la literatura.
Entonces podemos ir concluyendo que no exagera Carlos Angulo, cuando afirma que estamos frente a “un viaje por ambas orillas, de la infancia y los asuntos de los años idos suele ser tesoro, que acosa volverse historia”. De la misma manera, que sucede al toparnos con ese fantástico viaje de un niño, proveniente de la Selva Negra, a un país caribeño con olor a cacao (Piedra Molino) y la vibración del subibaja y el tobogán, que la escritora nos transfiere durante su permanencia en el parque de la esquina de la calle Perú en Catia (Lúdico).
Marín Guevara, quien pertenece al Taller de la Fundación La Letra Voladora, creado por Laura Antillano, presentó “Lúdico” durante el XIII Encuentro con la Literatura y el Audiovisual, creado y producido por la reconocida escritora caraqueña. “Fue ella quien lo dio a conocer. Luego fui invitada a la Feria Internacional del Libro, Capítulo Carabobo de ese mismo año y a la Filven en Caracas. Y, por último, a la Feria Internacional del Libro, Capítulo Yaracuy, sede Yaritagua.
- ¿Dentro del vértigo narrativo nacional y mundial, qué autores te atraen e inspiran, para escribir desde la órbita del cuento?
- En la cercanía "hemisférica" me enamora (el guatemalteco) Augusto Monterroso, Alfredo Bryce Echenique, Julio Cortázar, Julio Ramón Ribeyro. Siempre enumerar es tan difícil, porque recuerdas a un escritor y vienen otros, como los venezolanos José Balza, Laura Antillano, Oswaldo Trejo, Adriano González León o Julio Garmendia.
La autora nos confiesa que al forjar el trío de fábulas “Tentación”, “Y volver, volver” y “la gallina rosa”, existió la intencionalidad de rememorar muchas de las facetas que envuelve el secreto de la vida. Son tres relatos donde convergen desde la pincelada de una venus de lo prohibido, pasando por un carretón fúnebre en el centro de Valencia que huele a fruta podrida, hasta aproximarnos a una traviesa gallina que picotea la tierra y persigue las lombrices.
Carolina Marín Guevara se encuentra en la fase de corrección de su segundo libro de relatos: “Sortilegio”, que espera estar en la etapa de edición antes de finalizar el año.
“Se trata de una visión un tanto más asombrosa de la vida, con mayor énfasis en aquello que es real pero tan intenso que pudiera ser ficción completamente. Son las exageraciones de la vida. Al mismo tiempo, estoy realizando entrevistas a virtuosos del Estado Carabobo: escritores, artistas plásticos, actores, músicos y bailarines emblemáticos. Y también nacientes, populares y consagrados. Para este libro estoy haciendo la documentación fotográfica. Soy una atrevida, porque me estreno en la fotografía que busca ser profesional”, culmina.


Pedro Antonuccio Sanó
Periodista y fotógrafo venezolano, Caracas, 1962. Licenciado en Comunicación Social con Maestría en Ciencia Política. Trabajó en El Nacional y El Universal de Caracas. Escribe para el diario El Mundo Economía & Negocios y la revista Hábitat Plus. Se desempeñó como Oficial de Información Pública del ACNUR. Asesor de prensa del PNUD y Centro Carter en Venezuela. Mención Especial del I Concurso Periodístico de Microrrelatos de 360 Grados Libros por “Burdel, malaria y bar”, España (2016). Finalista del XXIII Concurso de Relatos Ciudad de Zaragoza (2005), con “Los Comisarios”. Publicaciones: “La Balcanización del Mundo Árabe/Diálogo con Mazhar Al-Shereidah”, 2015. “Diablos Danzantes de Naiguatá, Pueblo, Fiesta y Tradición”, (2013). “Los Comisarios” en “Relatos 2005-XXIII Concurso de Relatos Ciudad de Zaragoza. 30 años documentando y exhibiendo obra fotográfica en espacios culturales del Metro de Caracas, galerías, ateneos, universidades y salas de bibliotecas públicas. Su libro de fotografías “Diablos Danzantes de Naiguatá, Pueblo, Fiesta y Tradición” formó parte de la programación oficial del BookCity Milano 2015, presentándose en el Mudec.

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