El poeta Simón Petit nos entrega su visión de cómo la novela gráfica a permitido explorar el futuro, desde la visión de lo actual  ...

Las profecías del comic por Simón Petit



El poeta Simón Petit nos entrega su visión de cómo la novela gráfica a permitido explorar el futuro, desde la visión de lo actual  y las circunstancias que describren el momento no solo del comic en sí sino ademas de todas sus derivaciones. 


Por Simón Petit

Ilustración o Fotografías estilo SubencabezadoH4

¿Se cumplirá aquello que Rimbaud dijo?: “Hay que ser vidente…El poeta se hace vidente por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos" Yo creo que sí, definitivamente. En literatura, el asombro ante algunas obras visionarias llega con los años. Con relecturas donde incluso encuentras revelaciones que se convierten en una verdad. Y habría que asociar ahora otro fenómeno de la comunicación visual, el comic; o historietas, o tiras cómicas, o como quiera llamarla. Que es un reto para diseñarlas, construirlas y escribirlas a todas luces, por la limitación del espacio para los diálogos en el papel y como ejercicio de precisión en las animaciones para el clima de suspenso e imaginación en el espectador.

Ya se ha escrito sobre esto, y, dicho sea, en excelentes ensayos, por ejemplo, como los de Ludovico Silva, Juan Nuño, Scott McCloud, William Eisner, Alan Moore, Rubén Varillas, Alejandro Martín y José Rafael Gutiérrez, entre otros. Ellos han sido más específicos y académicos y con apreciaciones plenamente relacionadas con la estructura, argumento, imagen y metalenguaje que transmiten los comics. Todo en esencia se remite a contar una historia (con forma y fondo conceptual, no como simple entretenimiento).

Antes de la actual concepción del manejo de imágenes y textos con la tecnología y las nuevas formas del mercado, la historia gráfica fue representada primero en telas, luego en retablos, posteriormente en muros, después en papel y finalmente en imagen visual y con movimiento a través del cine en la ahora producción digitalizada 3D. Es extraordinario el avance que tiene el hoy considerado noveno arte.

Desde lo que algunos discurren fue el primer cómic de la historia, la Biblia de Velislav entre 1320 y 1347, junto a aquel telar de la tapicería Bayeux que representaba la conquista de Inglaterra por parte de los Normandos en 1606, hasta el reciente Oscar de la academia de cine estadounidense otorgado a Spider-Man: Into the Spider-Verse, estrenada en diciembre de 2018, y dirigida por Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, mucho es lo que hay que ver y contar.

Se pueden referir bastantes y sesudos razonamientos que abarcarían desde lo psicoanalítico a lo político, de lo ideológico a lo inductivo, de lo simbólico de Piaget a lo semiótico de Vigotsky, y tantas teorías más que darían para escribir al menos unas cuantas páginas sobre el caso. Sin embargo, lo que me motiva hablar en esta ocasión sobre el comic, es que tiene la misma posibilidad en el imaginario literario de ser una máquina del tiempo. La ficción especulativa ha sido utilizada por algunos novelistas fantásticos que se adelantaron a los sucesos de la historia contemporánea y el mundo –Julio Verne, George Orwell, por citar dos-, y eso los convierte en paradigmas proféticos. En este momento vale la pena recordar las historietas más populares, para hablar con ejemplos, de lo que afortunadamente algunos vimos en revistas y otros en periódicos y televisión.

Vayamos a la década de 1930, específicamente al año 1931 cuando Dick Tracy podía hacer un teleconferencia vía satélite a través de un reloj con sus compañeros de aventuras y veremos que aquella fantasía no era descabellada en comparación a lo que a diario vivimos con las nuevas tecnologías. De igual manera, en 1934 nace Flash Gordon, como el contrapeso protagónico de Buck Rogers de 1929, con historias futuristas donde aparecen los viajes intergalácticos, la exploración de galaxias desconocidas y el expansionismo imperial -como continuidad del presente-, con la invasión de nuevos territorios en nombre de la libertad donde hay muchos lasers y armas nucleares como apoyo bélico. Viendo eso, solo así entenderemos aquello que Reagan y Gorbachov hablaban sobre la Guerras de Las Galaxias y el proyecto de la conquista del espacio a finales de la década de 1980.

Quien haya tenido la oportunidad de haber visto El Hombre Par, a principio de la década de 1970, seguramente recordará esa serie por algo bien particular: la sustitución de Mitsuo Suwa (El Hombre Par #1) por un robot que clonaba no solo su aspecto físico, sino su conducta y forma de ser con sus padres y amigos. Entonces, hoy no le sorprenderá la casi humanización de los robots Sophia y Phillip, dos de nueve robots que “atemorizan” al mundo por su conversación y respuesta en tiempo real, creados por el Dr David Hanson.

Y hablando de robots, en 1920 un dramaturgo de origen checo, Karel Capek publicó una obra titulada R.U.R (siglas de Robots Universal Russum), El Juego de los Insectos, ese es el primer registro que existe sobre la creación del robot en la literatura; pero los comics comenzarían a plasmar esa espiral imparable de la imaginación con La Antorcha Humana en 1939, un androide creado por el científico Phineas Horton y que tiene la capacidad de prenderse en fuego y volar como los pájaros; personaje que después sería copiado por Stan Lee y Jack Kirby en 1961 como uno de los integrantes de los 4 Fantásticos.

De “La Antorcha Humana” a nuestros días, muchas han sido las variables relacionadas con los robots y su papel de héroe o villano. Por supuesto que eso supone no solo una tecnología adelantada, sino una compleja información almacenada en un cerebro avanzado como el de una computadora. Bob Kane cuando creó a Batman complementó al superhéroe con la facilidad de ser un multimillonario y tener el recurso económico para mandar a construir una supermáquina que funcionaba incluso como un buscador de los que hoy utilizamos como Google o Yahoo. Y estamos hablando de 1940.

Otra serie que nos mostraba la vida en el futuro y sus adelantos tecnológicos fue la de Los Supersónicos. Aunque fue creada en 1962 – en plena crisis de los misiles rusos en Cuba- la historia era bastante positiva en cuanto al planeta, es decir, sin guerras, sin consecuencias apocalípticas y donde la tecnología facilitaba el modus vivendi del ciudadano y la cotidianidad. Allí uno podía apreciar al igual que en Dick Tracy el uso de telefonía celular, los televisores pantalla plana y la transmisión de eventos por satélites, las videollamadas a través de una pantalla de televisor que a su vez era una computadora, las caminadoras en cintas transportadoras, los autos que eran usados como aviones y el servicio de alimentos con solo apretar un botón. De alguna manera la serie nos decía como sería el futuro a mediano plazo. Lo que hasta el momento no hemos visto en comparación con lo que ofrecía la serie es la de los autos que vuelan; pero por allí en cualquier momento aparecen.

Mención aparte merece Superman, quien llegó del planeta Krypton a convivir entre los humanos como uno más y -una vez consciente de sus poderes- se dedica a salvar al mundo, primero de la delincuencia organizada, después de los villanos megalómanos y posteriormente de las amenazas extraterrestres y seres infradimensionales (en este caso su mayor enemigo en la 5ta dimensión es Mr Mxypltlk). La relación semiótica en tal caso siempre se ha comparado en la analogía de Superman con USA y los villanos con el resto del mundo. Aquí no está planteado que puedan señalarse adelantos tecnológicos ni nada semejante porque de eso se han encargado otras series. Aquí se trata de crear en el subconsciente del público la supremacía y la casi invulnerabilidad del “héroe”. Obviamente, como no es Dios sino casi un Dios, tiene debilidades que sus enemigos conocen al detalle. Sobre todo una de ellas, la kriptonita. Y dependiendo de los colores es que su poder merma de cero hasta casi la muerte.

De este superhéroe, se ha escrito también bastante en ensayos orientados mayormente hacia lo sociopolítico. Pero en Superman, el mensaje va claro y conciso a quienes pretenden derrotarlo: soy el más poderoso del mundo. Por otro lado, crea la liga de la justicia con otros superhéroes “aliados” para combatir el mal, y aunque en apariencia Superman forma parte como uno más de la organización, al final él es quien toma la decisión de qué hay que hacer para luchar y aplastar al enemigo. Bueno, como verán, esto se nos parece mucho al caso de la OEA, la ONU, la OTAN y demás yerbas.

Sin embargo, Mike Carlin, uno de los editores de Superman junto al equipo de escritores de la DC comics, imaginaron una trama donde en un momento determinado Superman muere en una batalla con Doomsday, quien es el enemigo más feroz de los superamigos y a quien no pueden matar ni destruir, sino neutralizar. Doomsday fue creado por Lex Luthor resucitando el cadáver del General Zod. En una entrevista Carlin también dice “el mundo no estaba tomando en cuenta al Hombre de Acero, por lo que literalmente vamos a mostrarles, como sería un mundo sin Superman". Dicho en otras palabras ¿cómo sería el mundo sin USA, sin el héroe que lo defienda? Habría qué pensar entonces que ellos mismos han programado su destrucción para crear la necesidad de regresar (tal vez la destrucción de las torres gemelas fue el ensayo) Una vez mostrado el caos en esa serie, se inventaron el retorno en algo que llamaron el Proyecto Cadmus, que es un proyecto de ingeniería genética, donde Superman vuelve a la vida, clonado y repotenciado; pero esta vez corrigiendo algunas variables en su retorno como fusionar todas las virtudes y defectos de sus similares para hacerlo, ahora sí, inmortal.

Pues bien, todos estos proyectos se están desarrollando desde hace algunos años. Primero se hizo la clonación en animales (recuerden a la oveja Dolly) y en este momento, como un secreto no guardado, se desarrolla la clonación terapéutica que implica la clonación de células de un ser humano para su uso en ciencias médicas y trasplantes como un área activa de investigación, y aunque no tiene aplicación médica en ninguna parte del mundo, según datos del 2014, eso sí puede ser un secreto de estado que no sale a la luz, quién sabe hasta cuándo. Pero voy más allá de esa simpleza y al ubicarnos en lo geopolítico, encontraremos condiciones que ya están consolidadas para el fortalecimiento del Orden Mundial, a través de organizaciones creadas para el afianzamiento de su poder como regidor del mundo. Esa es la clonación virtual (en este caso la del Orden).

A esto le sumamos que Superman desvía el curso de los ríos, retrasa o adelanta el tiempo, viaja a la velocidad de la luz y cambia el clima. Estos ensayos hoy se conocen como el Proyecto Harpp, que ya ha sido denunciado desde hace algunos años en voces de alerta que han sido misteriosamente silenciadas y desaparecidas.

En la actualidad los comics no nos dicen mucho más allá de lo que ya conocemos en cuanto a la tecnología y al argumento de la ciencia ficción. Ya nada sorprende. Sin embargo, estamos viendo otro tipo de temas que se relacionan con lo psíquico, lo experimental y hasta con lo profético: la creación de seres mutantes y la convivencia de extraterrestres entre nosotros, agregando ahora nuevas propuestas en la concienciación de los derechos humanos y la cruda realidad de situaciones y eventos extraordinarios, que la historia ha registrado como fatalidad para el ser humano y el planeta.

No puedo soslayar que algunas interpretaciones también son variadas. Hay ensayos en defensa de estos comics donde se indica que son un canal para reflejar problemáticas sociales. Sectores feministas se ven reflejados en el empoderamiento de la mujer a través de su ícono más representativo, Wonder Woman, creada en 1941, precisamente, durante la Segunda Guerra Mundial, una época en la que las mujeres eran consideradas únicamente como personal administrativo. Vale decir, que se limitaban a ser enfermeras, secretarias e incluso animadoras en los show de recreación que se le organizaba a la tropa para olvidarse de la guerra. Es por eso que su participación fue de vital importancia en la campaña de los derechos de la mujer.

Por otro lado, en la década de 1960, el racismo vivía su momento más crítico en la sociedad norteamericana y gran parte de América Latina. Había que neutralizar la protesta, anímica y solapadamente, con la exaltación de los aportes como raza y elevar la autoestima en la población afroamericana, sobre todo con la salida del Black Power con la Panteras Negras y la figura de Martin Luther King quien desde 1955 era un líder de “minorías”. Es por eso que la llegada de un superhéroe llamado, casualmente, Pantera Negra al mundo de los cómics, fue determinante. No solo por ser el primer superhéroe de color, sino porque Wakanda, la nación africana que gobernaba, era un lugar lleno de riquezas y tecnología de avanzada. Muy alejado de la usual imagen de pobreza y depresión con el que graficaban a este continente. Años más tarde, la campaña contra el racismo se retomaría con la aparición del personaje de Miles Morales, el nuevo Spiderman (la película que ganó el Oscar de 2018). Lo mismo se dio con Falcon, quien sería el sucesor de Steve Rogers como el Capitán América y el de War Machine como equilibrio de Tony Stark en Iron Man.

Otro de los argumentos en la defensa de estos comics es la bandera contra la discriminación y exclusión social. La trama que envuelve a los X-Men es interesante: el gen mutante X (que no se especifica de dónde sale) empieza a desarrollarse en algunas personas, otorgándole poderes o cambios en su genética que los hace diferentes. En la serie no se revela el antecedente histórico ni el fundamento para que sucediera esta variación genética, salvo algunos experimentos del Coronel William Stryker, enemigo de los X-Men y fanático religioso. Sin embargo, al salir a la luz tales fenómenos, la sociedad los teme y los prefiere lejos, razón por la cual muchos deben ocultar su identidad. Y he aquí lo romántico y aventurero de un enfoque que define gran parte de su historia, por un lado el de quiénes deciden enfrentar esta discriminación y usar sus poderes a favor de la sociedad (seguidores de Charles Xavier), y por otro, quiénes prefieren enfrentar a sus opresores con violencia y obtener el poder político mundial (Seguidores de Magneto).

Aquí es obligatorio reseñar a Julio Cortázar y su libro “Fantomas contra los vampiros multinacionales”. El escritor argentino en una oportunidad recibió en su casa un suplemento de Fantomas enviado por un amigo mexicano. Y la historia fue la siguiente: en el número de ese suplemento se narra e ilustra la historia de un villano que con un rayo laser se ha dedicado a destruir las bibliotecas y desaparecer la cultura en el mundo, lo que dio como consecuencia que, desesperados ante ese genocidio cultural, intelectuales como Octavio Paz, Susan Sontag, Alberto Moravia y Julio Cortázar (escritores que aparecieron como personajes en ese número), telefonearan a Fantomas para que salvara al planeta de tal tragedia. A Cortázar le pareció divertida la historieta; pero confesó que se fue más allá de ella y aprovechó la oportunidad, dada la circunstancia de que en ese momento trabajaba como colaborador del Tribunal Bertrand Russell, en hacer un texto rehaciendo la historia: “en vez de combatir lo que en apariencia era la obra de un loco, Fantomas caía en la trampa de destruir a una persona, sin entender que eso es la obra de todo un sistema para destruir una cultura e imponer otra, a su manera de pensar, y en última instancia a su american way of life, como forma de entender al mundo, que es un sistema capitalista e imperialista”- dijo el escritor en una entrevista-. Cortázar pidió al editor imprimir el libro incluyendo algunos cuadros de la historieta que le interesaron y los tomó como hilo conductor de la trama, e insertó las resoluciones del Tribunal Bertand Russell como resultado de las investigaciones de ese organismo que condenaban los crímenes de las dictaduras latinoamericanas, y que por razones obvias no tenían difusión en estos países. La obra en su momento se vendió en los quioscos de ciudad de México como un suplemento y en el primer tiraje se agotaron los ochenta mil ejemplares. Se hicieron otras reediciones del libro y se difundió, por supuesto, hasta donde lo permitió la censura del momento.

Cabe resaltar que Fantomas es un comic mexicano derivado del Fantomas francés, con la salvedad que el mexicano está adaptado a algunos aspectos de la mexicanidad, es decir, el uso de la máscara que porta el héroe es al estilo del entretenimiento de la lucha libre, en vez del antifaz del Fantomas original. Su influencia también marcaba un tono socialista de los años setenta que denunciaba el acaparamiento de la riqueza en pocas manos, la lucha contra el racismo y la provocación de la guerra.

Como podemos ver, la balanza está de lado y lado, algunas veces con más peso a favor de otros y en oportunidades, al completo favor del más sagaz en la contienda; pero en todo caso, la opinión de cada cual es válida y también de acuerdo “con el cristal con que se mira”, para recordar con esta frase a Ramón de Campoamor. Hay muchos más comic’s de este tipo, pero como referentes podemos nombrar series como XMen, March, Black Dog, Universo, Moonshine, Sherlock Frankestein y Jupiter’s Legacy, entre otras. En resumen: nada nuevo bajo el sol de estos tiempos; pero hay un comic que particularmente quiero destacar en el boscaje. Se trata de Los Simpson.

Esta serie hasta la fecha tiene 30 temporadas en televisión, más de 600 capítulos y 29 de creada. Su autor, Matt Groening, concibió la idea a sugerencia James Brook, quien lo buscó para hacer una serie de su tira cómica que publicó en formato de libro, La Vida en el Infierno. Groening se había ido a vivir a Los Angeles en 1977 a probar suerte como escritor en Hollywood; pero no le fue bien e hizo una serie de oficios que fueron desde vendedor de muebles, pasando por lavaplatos y chofer, hasta que se cansó y su amarga experiencia la transformó e hizo su libro, primero en relatos y después en tiras cómicas. A Brook le encantó la propuesta y por eso lo invitó a trabajar en un proyecto de animación aún no definido, el cual se convertiría en una serie de cortos animados para el programa de variedades de la cadena FOX The Tracey Ullman Show. Originalmente, Brooks quería que Groening adaptara sus personajes de La Vida en el Infierno para el programa; pero Groening decidió mejor crear a Los Simpson por temor a que en FOX le robaran sus derechos de autor. Eso fue en 1987. Pero como tal, la serie animada comenzó en 1990.

Los Simpson buscaban (y encontraron) representar a la familia norteamericana con su cotidianidad y las situaciones burlescas de esa sociedad. El éxito ya es bien conocido y tiene en su haber el mérito de ser la serie más antigua y con continuidad en la televisión. Pero lo que fue (y sigue siendo) un fenómeno de popularidad por sus temas y capítulos, hoy se ha convertido en objeto de culto por sus “predicciones”, pues sus temas abarcan lo político, lo bélico, lo social, lo biológico y lo tecnológico.

Se especula con capítulos donde años después e incluso meses, se cumple lo que han descrito en la serie. Por ejemplo, Trump presidente. Desde el año 2000 anunciaban que este empresario inmigrante, nacionalizado norteamericano, iba a ser presidente. No solo eso, sino que se anunciaba también desde el 2006 la posibilidad de la construcción de un muro en la frontera, hecho por los mismos afectados -en este caso los migrantes-, quienes serían contratados a bajo costo para realizar ese trabajo. Una propuesta irracional que salió de la serie en la voz de un gobernante, el alcalde de Springfield, como una conducta xenofóbica que contagió al resto de los habitantes de la ciudad. El detalle es que ahora no es un alcalde sino el mismo presidente de USA.

En un capítulo del 2010 anuncian en un listado como posible ganador del premio Nobel en economía a Bengt R Holmstrom y la quiebra económica y catástrofe política de Grecia. En el 2007 también notifican la compra de FOX por parte del consorcio Disney, una venta que se concretaría diez años después, y por otro lado, en la programación predictiva de la serie, anuncian desde ya que en el 2028 la hija de Donald Trump, Invanka, será la presidenta de USA ¿Estrategia de campaña electoral o imposición a la psiquis? Es muy posible que algo de eso haya. La programación predictiva se hace con la finalidad de que cuando el evento requerido ocurra (sea favorable o catastrófico) ya la gente lo asimile y lo acepte como algo normal y sencillo, sin traumas. Y claro está, esto no es ni casual ni gratuito. La idea es inocular la infalible ilusión de que así será el mundo, más allá de que esto fuera a suceder o no. Es la incepción de una idea cultural dominante. Un programa de TV hoy puede ser la sustancia de una profecía. De allí que la gente caiga inocentemente de que lo que ha pasado son profecías, en el particular, de los Simpson. Como dijo El Chapulín Colorado: “todos sus movimientos están fríamente calculados”; pero a veces también se impone pensar en la posibilidad de aquella frase que atribuimos a los misterios inexplicables y que dice “de que vuelan, vuelan”.

Con todo esto que hemos visto, no sabemos si suponer o asumir que Groening es un viajero del tiempo que va y viene, o si, como pudiera pensarse, tiene una silla numerada en el Club de Bilderberg como miembro honorable. El futuro dirá.



Simón Petit
Poeta, ensayista, guionista falconiano. Sus textos han sido seleccionados para las antologías de la poesía venezolana tales como: Memoria de la Dicha, Las Voces de la Hidra, Festival Mundial de Poesía 2005, 70 poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano, El Corazón de Venezuela y En Obra. Ha participado en lecturas de poesía en Bienales nacionales de literatura y en Encuentros y Festivales Mundiales de poesía. Ha publicado los libros Bajo La Grúa, Otros a la intemperie, Bajo la Grúa Sobre el Andamio, Sol Sostenido, La Mirada Impía, Desmemoria Infiel, Vieja Luna y El Eco Formidable.

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