Prólogo de José Del Carmen Barroso para el libro "Diablo, adorado diablo" de Ricardo Díaz Borregales.
El Cielo y el Infierno están en ti.
Omar Khayyam
Por José Del Carmen Barroso
Ilustración: portada del libro Diablo, adorado diablo-Obra de César Blanco.
En Diablo, adorado diablo, Ricardo Díaz Borregales nos sorprende con un relato fantástico que tiene como espacio narrativo la ciudad de Santa Ana de Coro, nombre que a ratos el lector, llevado por el autor, transforma en anagrama del mal. Esta novela breve de Díaz Borregales condensa el extenso universo que puede contener una pequeña ciudad. Ya lo hemos aprendido con el adagio: “pueblo pequeño, infierno grande”.
Si bien es cierto que muchas de las retículas que construyen el relato provienen de la ciudad que el escritor habita, no por esto debemos rotular esta obra con la denominación de “literatura regional”, pues los temas que Díaz Borregales desarrolla ―entre los que se encuentran los pactos fáusticos, las transfiguraciones y el complejo de Edipo― son universales.
Una de esas retículas arriba mencionadas, es la que, en el plano discursivo, está representada por el uso, por parte de la voz del narrador, de marcas orales propias del habla de la ciudad de Coro, tal es el caso de palabras como “seretón”, que designa a un ser que se transfigura en animal o se invisibiliza luego de un ritual de magia negra, y que está muy arraigado en el imaginario de la ciudad. Este personaje arquetipal, que nos recuerda a Zeus, es medular en este relato.
En la obra Diablo, adorado diablo está trazado el plano de la ciudad. La narración se va desarrollando en la medida que el personaje principal, y voz narrativa, se desplaza por las calles y vericuetos de Coro, a la vez que edificaciones emblemáticas son incorporadas en la trama, no como simples escenarios sino como espacios imprescindibles para el desarrollo y posterior desenlace de los acontecimientos. Un recurso interesante empleado por Díaz Borregales es la interacción en el espacio narrativo de personajes reales del mundillo cultural de la ciudad y personajes históricos con personajes imaginarios, lo que permite un fortalecimiento del pacto ficcional, ese que le permite al lector aceptar como verosímil lo que su mente va recreando con la lectura.
El autor presentando un avance de su libro, 13 de marzo de 2020. |
Hay en esta novela un empleo constante de lo arquetipal en la construcción de los personajes. No solo está presente el arquetipo de Zeus, representado por el seretón, como ya se ha señalado, sino también diversos personajes femeninos en los cuales se reflejan características de Hécate ―la bruja o hechicera, encantadora y siniestra al mismo tiempo―, el personaje de La Diabla es el más claro ejemplo.
Díaz Borregales establece un juego constante con la intertextualidad. Su obra se nutre de elementos de la literatura venezolana, pero también de la literatura que se ha gestado en otras geografías, hay pasajes que remiten, sutilmente, por ejemplo, a la novela Satanás, del colombiano Mario Mendoza y a Viaje a la semilla, del cubano Alejo Carpentier. Pero los planteamientos estilísticos y el desarrollo temático del autor de Diablo, adorado diablo son diferentes, se acercan a otros textos y luego toman otros rumbos.
Con esta nueva publicación Ricardo Díaz Borregales ratifica que su obra cada vez adquiere mayor fuerza y complejidad, y que su imaginación no conoce límites.
José Del Carmen Barroso
(Mirimire, estado Falcón, 1968). Escritor, artista plástico y docente universitario. Ha publicado los libros de poesía: A ras del suelo (1994), De aguas (2002), Pantera de Java (2004) y Diario de los Santos (2013). También ha publicado el libro de narraciones Crónicas de Narragonia (2015), el libro de ensayo Poetas que viajan en la voz de un animal (2015) y la novela Hola, Loco Lindo (2017).
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