Una mirada a la novela En primera ,   ganadora del  VI Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga 2023.

En primera de Ennio Tucci: Alquimia entre tres hogares


Una mirada a la novela En primera, ganadora del  VI Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga 2023.


“Si nos preguntaran cuál es el beneficio más precioso de la casa, 
diríamos: la casa alberga el ensueño, 
la casa protege al soñador, la casa nos permite soñar en paz”.
Gastón Bachelard

Por Mariajosé Escobar

    En la literatura venezolana la casa es tema fundacional y fundamental. Hay una suerte de obsesión de nuestros escritores con la tematización de lo íntimo, de esos espacios que nos son más nuestros, ante cuya naturaleza cercana todos empatizamos y nos vinculamos. Se trata de una curiosa y afortunada obsesión cuyo por qué aún no logro dilucidar. Por alguna razón la casa es para nuestros escritores un tema a abordar desde sus respectivas poéticas. 
    Mi amigo Ennio Tucci -me cuesta referirme a él de otra manera- no escapa a esta obsesión. La casa estaba ya presente en el Ennio poeta: “acompáñame a descubrirte bajo las sábanas / conviértete en mi casa / hazte rebelde y cambia” (Tucci, No se estacione p.36); “Mira al chamo / Ese chamo es una hoja al viento / lo parece cada vez que pasa, / con la cesta vacía / siempre bajo su brazo; / esa chamo / algún día / será casa / una piedra más fuerte que nosotros” (Tucci, No se estacione p.40); “Usted y yo sobre el piso de la cocina / brújulas descompuestas somos / y nos magnetizamos horizontales” (Tucci, No se estacione p.43); “cuando te saco del cuarto / no te saco de mi vida / solo te pido espacio / pero te vas triste y sigo buscándome y buscándome / un poquito de espacio para mí en este cuarto” (Tucci, A quién hay que matar para vivir s/p); “Que una cachetona me espere en la casa / con mucha baba con mucha caca” (Tucci, A quién hay que matar para vivir s/p). Ahora la casa reaparece sobre las cuatro ruedas de un Volskwagen, en el recién salido a la luz pública Ennio narrador con En primera (2023), su más reciente libro que le hizo ganador de la VI Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga, este año. 
En primera (2023) es a todas luces un libro de viaje. Pero además de serlo es un libro que tematiza la casa, su destrucción, la casa que se construye en el viaje, la esperanza de la reconstrucción de la casa en otro espacio, en otro tiempo. En primera (2023) narra desde lo íntimo los espacios de la casa, no es una casualidad que desde su inicio sea enunciado este tema en el recuerdo de Leo, el personaje central: 
“La crisis comenzó mucho antes de notarla y al darnos cuenta ya habían pasado cuatro años. La pareja se quedó sin espacio. La casa se nos llenó de juguetes en la sala, la escalera, la terraza, el comedor. Ahora solo queda este auto chocado que viaja con nosotros, las deudas, una pila de recuerdos regados por todas partes y los libros, dos bibliotecas que deben separarse y dos hijas demasiado pequeñas para entenderlo”. (Tucci, En primera p.11).  
    Una de las cosas que me quedé pensando al cerrar el libro, es en el poder destructor que tuvo esa crisis -a la que Ennio se refiere- en la familia venezolana, como en no pocos casos, la crisis económica que vivimos entre los años 2016–2020 (incluso mucho antes de notarla, como expresa el narrador) y de la que aún no hemos terminado de salir, devastó hogares, arruinó historias de amor. Esta reflexión está enunciada desde el principio de la novela y será parte del hilo conductor de la misma. 
     El héroe o antihéroe de este relato viaja, en pleno apagón de 2019, en un carro destartalado que no puede reparar, y pasa por pueblos sumidos en la oscurana tratando de buscar cobijo y apoyo para terminar de hacer su viaje de mudanza- junto a su madre- desde Falcón hasta Mérida. 
Viajar en primera puede fundir por completo el motor de un carro, el solo intentarlo es un acto de desesperación por no poder hacerlo de otro modo. Un plan de huida llevado a cabo en un momento crucial. Este acto es el leit motiv de una historia en la que el personaje central se embarca en una aparatosa travesía por un país arrasado por la crisis y la oscurana. 
     “A las cinco de la madrugada ya estaba todo dentro del carro, incluyendo las botellas de gasolina y las arvejas con yuca” (Tucci, En primera p.14), el carro se vuelve casa transitoria, hogar pasajero en el que un conductor y su copiloto/madre cantan canciones de Silvio y de Alí para acompañar esta difícil travesía. 


    El carro entonces se vuelve imagen del hogar, del hogar perdido en primer lugar, pero también primera imagen o boceto del nuevo hogar. Este carro es el vértice entre dos etapas de la vida: una casa perdida y la esperanza de fundación de una nueva casa, esa que acontecerá: “cuando me pertenezca, todo será distinto” (Tucci, En primera p.85) Esa carta de despedida a sus hijas no es tal, sino el anuncio de tiempos más felices: “Porque la casa es nuestro rincón del mundo. Es -se ha dicho con frecuencia- nuestro primer universo. Es realmente un cosmos. Un cosmos en toda la acepción del término”. (Bachelard, La poética del espacio p.28). Nuestro rincón en el mundo, explica Bachelard, es la casa para los seres humanos. En la misma carta el narrador/personaje explica a sus hijas pequeñas: “Ya no dormiré con mami, pero mi cama siempre tendrá espacio para ustedes, mi calor, y mi energía vital” (Tucci, En primera p.86). De esta manera, la cama, lugar íntimo dentro del íntimo hogar perdido, y al mismo tiempo la nueva cama, donde siempre habrá un espacio para el amor más puro, es el punto de unión entre lo pasado y lo presente. En un texto conmovedor hasta las lágrimas, la cama es metáfora de este lugar en el mundo, motivo que operacionaliza el tema de la casa. 
    Esta refundación del hogar no comienza en el punto de partida que hemos traído a estas reflexiones, a las cinco de la mañana, metiendo en el carro los alimentos que en ese tiempo difícil era posible llevar consigo, sino como dice el narrador: “hace cuatro meses. Cuando decidí dejar de esperar y comenzar a vivirlo” (Tucci, En primera p.87). Refundación que va hilando los recuerdos a 20 Km por hora, en el espacio reducido de un Volkswagen negro, un espacio donde se hace alma, donde se contiene una tristeza que se vuelve motor, que hace alquimia de la palabra para refundar un nuevo espacio, un nuevo hogar. 
    Este libro tematiza tres hogares: uno que se pierde o se resignifica, prefiero decir, porque: “los lugares donde se ha vivido el ensueño se restituyen por ellos mismos en un nuevo ensueño. Porque los recuerdos de las antiguas moradas se reviven como ensueños, las moradas del pasado son en nosotros imperecederas”. (Bachelard, La poética del espacio p. 29); uno transitorio, vehículo entre el pasado y el presente (El Volskvagen negro, o Vochito, motivo del tema del viaje en este libro); y uno que aguarda por su creación, pleno de esperanza -donde ojalá se pueda soñar en paz (y uno de sus motivos es esa cama de la que hablamos, espacio en el anhelo), siguiendo a Bachelard-, todo esto en un viaje de dos días de camino y qué mejor metáfora de la vida que este lento transitar.  




Mariajosé Escobar
Escritora. Magíster Scientiarum en Literatura Comparada UCV (2023)  Diplomado en Edición (UNEARTE y Editorial El Perro y la Rana, 2020). Licenciada en Letras UCV (2011).   Publicaciones: Poemas de Insomnio y Lluvia. El Perro y la Rana, (2011); Versos Diversos. Antología poética sexo-género diversa contemporánea e hispanoamericana. El Perro y la Rana, (Zambrano y Escobar Comp. 2011); La Casa en el Espejo. Casa de las Letras Andrés Bello, (2015) Premio Municipal Luis Britto García Mención  Honorífica (2016); Verbeldía, Locura del verbo. El Perro y la Rana, (2019). “Gestación” gana el Concurso Metro Relatos (2014), auspiciado por Monte Ávila Editores y el Metro de Caracas. Plaquette "Liquen" (2022) Editorial Fundarte. Desde el Vagón Premio Nacional de Poesía Fernando Paz Castillo Mención  Honorífica (2022). Redes: IG: @marijo_escobarg Twitter: Escobar_Marijo Facebook: Mariajosé Escobar.

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