Armando Barrios (1920-1999). Pintor venezolano. Retrato de la poeta Reyna Rivas. El corazón de lo perenne Reseña sobre Palab...

Reyna Rivas: corazón de lo perenne

Armando Barrios (1920-1999). Pintor venezolano. Retrato de la poeta Reyna Rivas.



El corazón de lo perenne

Reseña sobre Palabra y Poesía

Por Joan García

Hay entre los hombres personas que exceden su biología y su contexto, y que en su búsqueda esencial logran tocar la fibra vital de todo cuanto existe, a ellos no los podríamos calificar por su procedencia geográfica o su periodo histórico sino -y hay quien piense que peco de ambiguo- como un verdadero representante de la especie humana.
Tal es el caso de Reyna Rivas (1922-2011) que habiendo nacido en Coro y cultivando su incipiente trabajo en una Caracas que extrañará gran parte de su vida, desarrolla una escritura elemental de la que Palabra y poesía es un hito. En este texto editado por la dirección de cultura de la UCV en el año de 1968 y de una extensión de 87 páginas, se extiende la poesía de Reyna logrando capturar lo esencial en el mundo.
No es casual que María Zambrano -amiga de Rivas- dijera en una carta fechada el 9 de Julio de 1960: tengo la certeza de que escribirás en prosa y no solo porque directamente lo vea, sino por ese tiempo lento, profundo que percibo en ti, y así es como escribe Rivas una prosa profunda y lenta, en la que toda expresión es  lucidez y precisión casi infinita, evocando aquella lenta inteligencia que Borges decía poseer.
En su interior Palabra y poesía emerge de esa inteligencia lenta, precisa y lúcida, en la que Rivas va tramando categorías que erige e invoca constantemente en sus poemas, su preocupación por la palabra -por su realidad y su representación- es continua, busca abrir el eslabón maestro  de una idea y su representación dice:
entre el cielo y la palabra cielo, entre la tierra y la palabra tierra, podría crecer la duda, balbuceantes metáforas 
ó
quisiste escribir sobre el tiempo, más te diste cuenta que el tiempo nace ya nombrado, nombrandose.
Pero no es esta la intención principal, ella busca una verdad que es tan poética como filosófica, lo que antiguos helenos llamaron ente o nous, ella quiere saber qué es la cosa en sí, dice: Anhelo de penetrar, después de haberlo desposeído de todas las apariencias, el corazón de lo perenne.
Esta insistente búsqueda de lo primordial y lo esencial, es una búsqueda que pasa por penetrar el lenguaje, o interroga buscando definirlo.

Poesía;
¿qué es el ser tuyo que ni siquiera tu no ser lo destruye?
Así como también:

Palabra;
¿quién eres, dónde habitas?

Al final la agudeza termina por atravesar lo todo y guiarnos a este libro un instrumento con el cual pudiéramos desenterrar la música del corazón de las palabras y esto nos expone a Palabra y Poesía como la concavidad y convexidad de una misma indecible forma.
Hoy respondo a la pregunta que enarbola Reyna cuando dice: ¿Enterraríamos a los muertos si lo muertos hablaran? no, Reyna habla: Palabra y poesía renace.


Reyna Rivas nace en Coro en 1922. Poeta, ensayista, cuentista y cantante lírico. Estudió Castellano en la Universidad Pedagógica de Caracas, Filosofía en la Universidad La Soborna (París) y Arte Egipcio y Arte Moderno en la Escuela de Louvre (París). Merecedora del Premio Panamericano (Ensayo), el Premio Interamericano (Poesía) y la mención honorífica en poesía por Sueño de la Palabra, de la Universidad Rómulo Gallegos. Le fue impuesta la medalla y el botón de honor de la Universidad de Coro.

Poemas

(Selección Alba Coccoluto)
De Seis prosas (1951)
I
Porque no me abandonen tengo miedo de
pronunciar algunos nombres.
 A veces he querido recogerlos y los he perseguido
entre las cosas: por el color de las
cortinas, en los vasos redondos, por los pliegues
pesados del mantel.. Y es que no sé si cuando
digo: Azul…y lo repito: Azul…! mi voz se
hace más pálida.
Cuántas palabras mías danzarán mañana
por el viento, entre las ramas Cuántas, como perdices,
entrarán en las jaulas abiertas…!

VI
Y en mi sueño hubo voces.
Y se esparcieron por todas partes, aquí, allá: balbuceos, quejas, desesperados gritos!
Caían de los techos y se precipitaban por el ácido tronco
de los árboles.
Y voces vinieron y me cercaron como zumbantes abejas.
Qué alucinantes formas tomaban las voces por mí tan conocidas!
La mía, tu voz, la voz de él fueron bien pronto sombras
que paseaban, en torno mío, bandejas y copas empinadas.
Después, las voces volvieron a su nido del viento y quedaron sólo
los ecos insistentes.

¿Qué se dirán las voces cuando se van con las palabras?
Tal vez, a las otras, la mía cuente las confidencias que sólo tu voz sabe.

De Estampas (prosas) (1953)
IV
Más de una vez lo he sorprendido ante el espejo hablando con su imagen:
-¿Quieres salir de allí y venir a jugar conmigo?
-Te prestaré mi elefante. Dame la mano. Ven.
Sentí miedo y le quité todos los espejos que tenía a su alcance.
Ahora comprendo que no podía estar solo.
Él tenía razón. El otro en el espejo, era, entonces, el único ser capaz de comprenderlo.

XVII
La lluvia arrasó la siembra.
Corriente abajo, junto con las piedras, rodaban también la vaca y el becerro.
El abuelo lloró por la mañana frente al campo sin verde.
Diego estaba con él.
Era Diciembre. Y llegó Enero.
Los Reyes Magos, que no habían dejado nada en las botas de Diego, le escribieron una carta mucho tiempo después:
“No pasamos por tu casa porque no vimos ni un solo árbol donde amarrar nuestros camellos”.

Y Diego se puso a sembrar de nuevo con el abuelo.
Tenía que haber árboles para el año siguiente. Y los hubo.
Las cosechas fueron abundantes. Los Reyes Magos trajeron muchas cosas para Diego. ¿Te acuerdas? Cómo llorabas de alegría con aquel tren y aquella marioneta con la que divertías al abuelo por las noches.
El campo afuera, avanzaba en perfumes su alegría, su verdor, mientras el abuelo la marioneta y tú dormían…

De Huéspedes de la memoria (1956)
IV
¿Qué es lo que amo? y tú ¿Qué es lo que amas?
¿A mí o a mis gestos?
¿Lo que soy o lo que engendro?
¿Mi recuerdo o la mínima orilla que determinan mis manos y mis ojos?
¿Qué es lo que amamos? ¿La voz o la palabra?
¿El perfume o la flor?
Amamos el pálpito que media entre dos cosas, porque es más fecunda y hermosa la zozobra, la pequeñez que habita entre el verde y la hoja.
Entre la piel y el ungüento está el dolor un tiempo que no pudo medirse.
Y entre la vida y el morir, un latido que no asusta ni hiere.
No amo, entonces, ni el vivir ni la muerte.
Amo tan solo el tránsito, esa parábola sin dimensión que en todo habita.
XX
No me bastan ni la piel ni los ojos.
Con temor amanezco porque he soñado que allí concluyo.
La piel ha sido una prisión un dedal las pupilas.
Mi nombre fue también como una cárcel.
Amo la continuidad de mi mano cuando toca cualquier cosa.
Es ir y regresar.
Sabernos detenidos y en vuelo.

De A la orilla del tiempo (1959)
Así era la casa
I
La casa cantaba por la boca del patio.
Se resumía allí el diálogo entre el cielo y la jaula. Junto con el perfume de los tamarindos se elevaban nuestras voces:
-          Vamos, vamos a la huerta.
Raíz de toronjil, olor de hierbabuena y albahaca. Agujas y dedales perseguían la precisión de una puntada y trataban de apresar, en el afán cotidiano, una alborada nueva: parábola del cañamazo y el lucero.

Así era el hombre
VII
Cada amanecer para ti era distinto.
Estábamos acostumbrados a un tiempo que los otros no usaban: la hora de tu reloj de sol.
Conocías la arquitectura del universo.
Y nos maravillaba tanta sabiduría.
Habías tenido un solo libro: la vida. Y era el que usábamos cuando compartíamos contigo una brizna de tiempo.
Pequeño tiempo, sí… pero apresábamos en él eternidad.

A la orilla del tiempo
XX
Siempre…
Te buscará mi voz.
Irá detrás de ti persiguiendo tu huella.
He inventado para ti nuevos nombres y te llamo: levadura o germen, cántaro o entraña.
Eres idea que me ronda y nada nos falta en este entendimiento total que nos fecunda.

Armando Barrios (1920-1999). Pintor venezolano .

De Diálogos con la piedra (1961)
Que me quiten la piel y las pupilas.
Que se lleven mi voz.
Mas, que me dejen lo que aún no tiene nombre:
lo que se torna verde entre la hoja,
azul en la ventana.
Es la única herencia que reclamo.
No es voz, no es óvulo ni llanto.
Es apenas un gesto y espera el bautismo
para lograr su nombre y su victoria.

Dejaré como herencia lo que tú me has dejado, poesía:
esta desolación, esta esperanza,
este nombrar sin nombre todavía.
He conocido por ti la soledad,
el abandono y la melancolía.
Sin embargo, dejaré tan sólo como herencia
lo que tú me has dejado, poesía.

De Estación de hoy (1962)
Poema IV
Qué dura esta prisión de piel,
de lengua y de palabras.
El cuerpo no contiene el alma,
¿Quién dibujó estos itmos?
¿Quién limitó este mar?
No hay barcos, ni playas,
ni arrecifes...
¿Quién inventó estos golfos,
estas islas de piel,
estas alas por hombros?
¿Y este vuelo sin plumas
en los pies y en las manos?
¡Reminiscencias de ave!
¡Escombros!
Sed de óvulo… crece
un nido.
El cuerpo no contiene el alma.
Prestaremos el perfil,
la sonrisa y la entraña.
La salvación quisimos
en un hijo…Y lo hicimos:
un hijo que era un fruto
y mi brazo su rama.
Eternidad quisimos
en medallas de tiempo
sin edad ni memoria.
Borrar los nombres,
la exactitud del gesto,
las sombras del amor, la dimensión,
la huella…
Quedar un pie, sin consistencia,
¡vacuos!
Saber que junto al mar
para saciar la plenitud del viento
somos estatua de agua,
rizadura de sal,
lecho violento.

Que nos crecen el sueño
y el silencio.
Que hay un nuevo compás
y una espera,
todavía sin himno
y sin bandera.

Poema V
De la otra conciencia.

Me persigue, me angustia,
me anonada.
Su afán es una burla.
Me repite mi nombre
baja por mi cintura
y por mi brazo sube.
Que me niega y me dice:
-¡Por qué escribes tus versos?
¿Por qué dices que fuiste?
Riegas tu intimidad
sin pudor ni vergüenza.
Ahora cuentas del labio
y los besos
¡Incrédula, infeliz!
¿Quién te llama poeta?

Tus versos, ese temblor
que asusta el blancor
de los pliegos
ese temblor que tiembla
por tu pluma y tus dedos,
 se los llevará el tiempo
entre sus redes.

¿Por qué me sigues?
-Eres mi sobra,
la cerradura de mi pensamiento,
me niegas la osadía
y el intento.
Tú quisiste matarme
 y a destiempo.

Ahora tu presencia no asusta,
no me inquietas.
-¿Cuál es tu forma?
¿Hasta dónde llegan
tu dimensión
y tu imprudencia?
Conmigo sola voy
a la aventura.
-¿Quién quiso darme
este enemigo?
-Déjadme en paz…
que es mío este quehacer
y mío este tormento.
Que me levanto siento
y que le digo al sol,
a Dios y al viento;
-perdonad a este ser
que vive y que respira
en la sola intención
de sentirse poeta.


De Palabra y poesía (1968)

I
(…)
Creías y sabías (y era ese el único lugar donde creer y saber se te identificaban) que sólo con la poesía y por ella y desde ella podías apresar lo inasible. Ir al encuentro de ti mismo, a padecer lo temporal que, en toda mismidad, es, extasiado.
(…)
Porque siempre sentiste y creíste (y era ése el único lugar donde el sentir y el creer se te yuxtaponían) que todo es continuidad, que nuestra forma se completa con otras formas ¡Tan prójimas!...y que entre ellas se levanta un universo de infinitas estatuas: aire, luz, tiempo, color, espacio vivo: perdurable lugar: piedra sacramental donde el amor oficia y significa y nombra.
Que no hay palabra poética que no nazca con el amor aún entrañado – lo que quiere decir – con el amor-amado.
(…)
II
(…)
Qué humana paciencia la del ver nacer el tiempo y perseguirlo en los caminos que inventa la mediación del verbo.
Qué voz tan clara la que cantando aún, se apaga para poder oír las otras voces.
Emparejados fueron el saber y el creer.
En la dimensión de lo inefable se identificaban el sueño de tu vida y el vivir de tus sueños.
(…)
Hay pensamientos que hacen decir. Decires que hacen pensar.
Y cuando se encuentran cruzándose en el mismo lugar y al mismo instante nace una claridad por donde se pre-siente la significación de lo nombrado.

De Memorables (1975)
Tiempo primero
(…)
Quisimos regresar
pero habíamos olvidado el origen.
El lugar era el sueño, la
duermevela en el cuerpo de un día
trascendido en la conjunción
de un temor que despierta
y un desvelo dormido.
(…)
Tiempo segundo
(…)
Fue cuando quisimos que las palabras
pudieran ser las sensaciones
para transparentar la claridad de una
metáfora,
cuando se nos negó el espacio
para situar el cuando
y darle tiempo al donde.
(…)

Tiempo tercero
¿Dónde cruzaron sus claridades
y en qué lugar se amaron la intención
y el gesto?
(…)

De Elegía (1980)
Elegía (1980)
Creo…
(…)
…en la palabra creo.

,Y por creer, tus modos de mirar
se harán luz,
transparencia.

para llamarte:

sobra sin fin,
memoria despejada,
duración del corazón:
siemprenunca: siempreviva,
nuncamuerta:
eres la lámpara que se enciende
cuando el amar se torna amado
desenterrándose
de sus propias raíces.
(…)
Fue cuando al ser
le nació su primer sido
…fue cuando cambiamos
memoria por olvido,
poesía por ser
y ser por tiempo

Ahora es otro modo de abrir
tu entraña y sentirnos nacidos…
otra la luz de las tinieblas.
Sólo es el mismo el éxtasis
de la luz y el espejo.

Cámbiame ahora
oración por verbo conjugado,
soledad por desvelo,
luz por insomnio.
Cámbiame éxtasis
por temporal vencido.

Qué habrá de llegar el tiempo
de las hazañas imprevisibles
y será la sorpresa de ese encuentro
lo que habrá de encender
elegía y verso con lámparas votivas
en verbo y luz y llanto!
(…)
 
Armando Barrios (1920-1999). Pintor venezolano .
De Sueño de la palabra (1996)
Palabra es la luz cuando se nombra
Dada fue la palabra.
Y dijeron:
Palabra es la luz cuando se nombra.

Palabra es cuando se escribe
el verbo sobre las piedras.

Palabra es lo que crece entre dos sueños.

Ser de ser es palabra,
en las entrañas de la poesía.

En la palabra volverán
En la palabra volverán
el ayer y el siempre,
en la palabra volveremos
a encontrar la luz
y a enjaular el tiempo en
los espejos.

…en la palabra volverá
aquel acontecer persuasivo.

en la palabra volverán
la noche y las querencias,
el jardín y el huerto.

En la palabra crecerán
tus rosas encendidas,
el agua, los herbarios,
las malaguetas y la hierbabuena.

De En memoria (1997)
…fue entonces
                    cuando el tiempo era la edad
Fue entonces
cuando el tiempo era la edad
y la infancia se anegaba de sol en los aljibes y en la alberca.
Fue entonces, en el clímax de la atemporalidad, cuando la metáfora se nos hacía sin saberlo, la única ilusión perdurable.
Perdurable porque podíamos abrir con ella las puertas de la más alta memoria…al alba cuando la aurora despejaba con su último resplandor la última tiniebla anochecida.
Fue entonces cuando creías en el milagro porque esperabas que la pregunta y la respuesta fuesen la misma imagen de alguna otra mismidad memorable.
Recojo ahora tantos recuerdos; recojo a la par, tantos olvidos.
Trato de comprender los sueños los de entonces y los de ahora, comparándolos, yuxtaponiéndolos. Y con esos pedazos de tiempo inicio la aventura de escribir este memorial, para decirte que sólo en la transparencia y en la luz de los espejos veo ahora la imagen que buscábamos tu, los otros, yo.
(…)

Ahora entiendo
         que tus demoras fueron un
         discernimiento lúcido…
Ahora entiendo.
que tus demoras fueron un discernimiento lúcido
para anticiparnos el recuerdo y la melancolía, ese otro rostro de la paciencia que el silencio desencarna y revela.
He aprendido a encontrarme con el tiempo en los espejos…
y en ese laberinto voy deshilvanando todo lo memorioso para que lo que ha de perdurar sea siempre cuerpo del sueño para que lo eterno sea –tal vez- lo que ahora inhume el amor, eterno lo que pueda despejarse en un mismo lugar y en una misma transparencia pura!
(…)
De Infinitos verbales (2002)
Amar
Amar para extasiarnos en los espejos
Donde la memoria se ensimisma.
Amar para descifrar
las metáforas cuando otros nos transverban.
Amar para entender
la encarnadura del sueño en la verdad.

Porque en el nombre del amor
todo tiempo es posible.

Amar el instante
cuando la infinitud
colma el verbo
desosándolo.

Amar la ingravidez
de los nombres caídos
y exaltar con ella
la belleza
de los silencios transverbados.

Amar el sentimiento
de lo infinito
después de haber soñado
con la muerte.

Soñar
Soñar
porque en los sueños
tiempo y lugar se funden
y nos regalan
esa duración límbica
donde todo es posible:
la desmemoria,
el ser no siendo…

y el soñar
que soñábamos.
De Dedicatorias en acción de gracias (2004)
…A ti,  a tu memoria
…a ti y a tu luz, inventora de la transparencia
y el espejo…a ti, por prolongar en ellos
el silencio infinito de las noches sin aurora…
A ti, a tus hijos, porque honran lo solemne
en todo lo que perdura: el llanto, la sonrisa,
la palabra prometida, la palabra dada…
A ti, a tu pintura, porque en ella y desde ella
has amado la poesía
en la íngrima desnude virginal
de su nombre y su verbo.
…a ti, a tu amor, siempre en el justo lugar
de las antelaciones y las vísperas.

…a ti, porque crees que es la luz
lo que nombra lo azul
y ahoga en tornasoles y ultramares
todas las transparencias.
A ti, porque agradeces
que en la tierra haya música…

A ti, por cantar la poesía
Descifrándola entre solfas y claves.
A ti, porque has encontrado
Las radicales ocultaciones
de la otra memoria, de ese otro lugar
en lo secreto de todas las permanencias.
A ti, porque me has enseñado
a vivir por todo lo que no fuimos…
a ti, por haberme enseñado a soñar
lo que ya no seremos…
a ti, porque sabes que las rosas
nombran el carmín y la púrpura
y que los girasoles
nombran al tiempo…conjugándolo.

A ti…
por el amor, por el hogar, y otros tantos lares
por la luz del camino…
También por las tinieblas, gracias.
Gracias por la poesía, por el canto y la música,
Por el color y por las otras luces,
por el claroscuro y las sombras…
A ti, gracias por tu verdad, inventora de lo ilusorio…
A ti, porque honraste lo solemne
en todo lo perdurable:
el llanto, la sonrisa, el mirar.
A ti, por la palabra dada…
A tu verdad, por haber cifrado el tiempo
entre los girasoles y las giralunas,
conjugándolo a la hora crepuscular,
entre carmín y púrpuras:
soles adormecidos, lunas menguantes, lluvias!
…a tu verdad, por la paciencia para deshilar el tiempo.
A tu verdad, entre dos sueños,
por los nombres que le diste a la aurora:
los mismos que hoy escribo con el último polen
de la última rosa amanecida.
17 de Marzo de 1995
A ti, poesía
…porque eres palabra recibida,
palabra dada, palabra prometida,
palabra revelada.

A ti, poesía,
Inventora de nombres y de verbos
y de ese mago de la palabra: el poeta.
…a ti, poesía,
Inventora de transparencias y espejos…
…a ti, poesía,
en el éxtasis, en la luz, en el vértigo.
…a ti, poesía,
por dejarnos soñar con seres siendo,
cuando el ser era, cuando el ser sea,
cuando el ser sido ser será.

Fue cuando decían:
¡Venid!, venid que el tiempo es de ser,
¡Venid!, que la nostalgia y la melancolía
se transverban,
¡Venid!
que el tiempo fue raptado por el verbo,
venid, que aún enmantillada,
la luz sueña,
sueña con el otro cuando en otro donde,
con la otra entraña en otra ocultación…
allí, donde sueña la luz con la memoria,
entre dos tiempos,
allí, donde sueña la luz con el asombro.

A mi tierra natal, gracias
…por darme familia, hogar y gentilicio,
…por la música del silencio
entre los vendavales y los cujisales
…por mi primer verbo conjugado:
el del infinitivo amar en el amando amado.
Gracias por el tiempo, cuando el tiempo
era la edad, un candil votivo o una penitencia..
cuando allí, en los médanos
entre la rizadura de los arenales, el tiempo
era la eternidad
en la oración crepuscular de los ángeles.



Joan Manuel García(Venezuela, 1990) Ingeniero químico egresado de la UNEFM, escritor joven, miembro del consejo editorial del Sistema de Editoriales Regionales Falcón adscrito a la editorial  el Perro y la Rana. Organizador y fundador de la Feria Falconiana del Libro (FEFAL), mantiene el blog personal joanmanuelgarcia.blogspot.com.





Alborada Coccoluto (Caracas, 1995) Estudiante de cine en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE). Documento, investigo, a veces escribo.