Artículos mamarrachos
de Émilis González Ordoñez
No importa el régimen de entrenamiento de Jason Momoa, nuestra autora lo acompañará al fin del mundo si fuera necesario.
En días pasados me tomaba unas cervezas con unos amigos en el emblemático Bar Garúa, en Coro. Y mi amiga y ex alumna Aneidis me abordó. A mí me gusta un lugar así. Con la música no tan alta. Con gente que viene a hablar y a escucharse. A conversar. Yo ya no estoy para otros trotes.
Como no entendí nada del porqué de sus afirmaciones. Me explicó: Lo qué pasa es que salí con una amiga. Contemporánea. A celebrar su cumple. Y terminamos en una discoteca. Rodeadas de adolescentes y veinteañeros que escuchaban una música estridente. Ahí no se podía ver, ni hablar, ni mucho menos sentarse. Igual amanecí, pero necesité tres días para emparejar el cuerpo. Entonces comprendí que ya no estoy para esos sitios ni para esos maratones. Y, lo más importante, es que prefiero que sea así.
La dije divertida, es que a esos lugares van muchos muchachos. La concreción máxima de la juventud, belleza y delgadez. Y los que no entramos en ese molde, estamos embromados. Si chica. Y son tan cínicos que bailan y que a mí me gustan mayores. Si en nuestra sociedad hay una feofobia, gordofobia y viejofobia instalada.
Yo quería decirles: ¿le gustan mayores? Pues no los veo haciendo fila para bailar conmigo. Ah no, le gustan mayores, pero como JLo. Pues sepan que las mujeres de cincuenta no se ven como ella. Yo tengo 36 (bien cumplidos, por cierto) y no me veo como ella. Nosotras tenemos cauchos y celulitis y estrías y flacidez. Somos normales pues. Le gustan mayores, pero como George Clooney. No mis hijas, los hombres de 60 no se ven así. Pero ni remotamente. Miren a su alrededor, pregunten edad y échense a llorar. Le gustan mayores. ¡Por favor! Me dan es risa.
Ajá, pero ¿y a ti te gustan menores? No. Paso y gano. Ni mayores ni menores. Me gustan normales. ¿Tú te imaginas que me eche los perros el Acuamán? Y yo: -Se llama Jason Momoa. Ese mismo. ¿Te imaginas? Un bicho que tiene pinta de querer levantarse todos los días a las cuatro de la mañana para ir a trotar a las cinco. Vamos mi amor a pasear al perro y trotamos y cuando lleguemos nos tomamos un batido de berro con espinacas y pasto Estrella. No criatura. A esa hora yo duermo. Vaya, vaya y corra y pasee al perro, que cuando llegue yo le guardo un par de empanadas con guasacaca y malta. Y a golpe de tres meses lo tengo gordo y durmiendo conmigo hasta las seis, mínimo. No mi amor, esos ideales de belleza y juventud son para las mentes más complicadas. Yo soy simple. Quiero vivir y disfrutar. A mí tiempo, a mí ritmo, a mí edad.
Yo la comprendí totalmente. Acepté sus puntos de vista y creo firmemente en su filosofía. Pero Jason, yo sí soy capaz de salir contigo a trotar a las cinco de la mañana y tomarme el batido de monte. Solo ten presente que, debido a mi vida sedentarísima, puede que me falte el aire a Los cinco minutos de trote (y estoy siendo optimista), que uno de mis tobillos se lo entregué al chikungunya, y no me sirve, y a veces hasta cojeo, y que después del trote y el batido de monte; igual me voy a comer las empanadas. Pero igual, no sé, piénsalo bebé.
Émilis González Ordóñez
(Coro, 1973) Escritora y profesora de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM). Fundadora de la Cátedra Libre de Literatura “Agustín García” y de la Tertulia Literaria Hugo Fernández Oviol. Obtuvo el premio de poesía del V Concurso de Cuento y Poesía “Rafael José Álvarez” (2001); del Concurso de Poesía del Diario Nuevo Día (2009) con el poemario “Por arte de rockola” y el Premio Internacional de Investigación sobre la Emancipación, con el estudio: “Escritoras corianas del período finisecular (XIX) y su agenda oculta” (CELARG, 2010). Actualmente es la directora de cultura de la UNEFM.
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