Por Milagro Meleán
Prólogo
LAS HISTORIAS DE GIOVANNA (1971)
***
Hacíamos votos por una dulce muerte
y hoy,
continente de flores claras,
sofocadas por el humo de los hornos,
sabemos que cierta forma de morir más ruda
nos espera.
¿Lo sabías tú, Giovanna?
Después de ti,
tantas otras han muerto,
pero ninguna de ellas por razones
tan buenas como las tuyas.
Sonabas los dedos al cruzar la esquina,
para que te trajera buena suerte,
decías,
gritando no se sabe qué cosa,
la chaqueta azul,
los cuatro botones dorados,
los zapatos de lona y el viento
revolviéndote los cabellos.
Todo mezclado, Giovanna
como esa neblina que enturbia la fuente de la plaza
y nos llama a la dulzura de una sola estación.
Pequeña trampa cotidiana,
para echarnos
de cara al cielo,
para no advertir
sangre y agua y frutas,
temblor en los ojos de los vivos,
prisa en los ojos de los muertos.
He andado el país, Giovanna
de nada sirve haber amado tanto la lluvia,
el olor del mar,
los revolcones en la hierba,
flores claras del continente,
idioma brutal,
these things you don´t forget,
insoportable, Giovanna,
aquello que golpea desde adentro
largo dolor jamás concluido
descubierto un día,
hace mucho,
mucho tiempo.
Viene de paso, ha dicho, y desde un principio quiso tocarle los senos y hablarle del sur, mirarla, preguntarle si entendía lo que le estaba diciendo. Es imposible, Giovanna, murmuraba, saber ahora cuándo comienza la primera aventura europea y si alguna vez existió. No importa ignorarla, reducirla a una voraz temporada de camas deshechas, cuentos inacabables y tristes, idéntica luz que desde el balcón se mezcla con el oeste de la ciudad. Pienso que es grave, Giovanna, no poder confundir los acontecimientos, en una sola historia lisa y tranquila, con personajes normales o no, siempre en orden alfabético. Y de esa historia sabríamos tú y yo, tú en estas playas del norte, yo en mi departamento del sur.
Deja que el periódico resbale bajo el brazo,
para ganar tiempo,
recogerlo,
buscar la llave,
entrar,
evitar el sofá roto y los platos sucios,
mientras en el otro extremo de la ciudad,
pese al brusco estupor que lo asalta,
el hombre está a punto de despertarse.
No podías entonces, Giovanna, sino guardar
silencio en la oscuridad
recordando lo leído en la revista,
como una historia confusa y extraña,
de un hombre que había muerto en el sur.
Giovanna se mira el pulgar, lo imagina en una caja de metal, rodando de un lado para otro, con pellejo y uña; lo toca cálido y vivo encerrado en la palma de su mano, latiendo, latiendo, latiendo.
Giovanna cumple años,
el capitán la invita a sentarse a la mesa
adornada,
y ese día
el barco cruza la línea del ecuador.
Alguien aplaude más fuerte,
Giovanna sopla las velas,
inclinada hacia adelante, la cara sudorosa,
el traje con lacitos y la cadena de oro,
ella piensa ya en Santa Margherita de Ligure,
Grosseto y Carrara,
nombres mezclados a la ira de la madre,
que los pronuncia como un conjuro, que tuerce la boca cuando el sol en el patio la enloquece, que llora de desconsuelo cada vez que abre el baúl. El padre llega a la caída de la tarde, siempre con algo que contar, el peón mordido por la culebra o el avance de los trabajos en la carretera costeña. En la habitación, el abuelo habla de la voz aguda de la madre, in crescendo decía. En las postales que todos los días lleva al Correo, la madre escribe “aquí hace mucho calor” y sigue llorando muy fuerte, durante semanas, hasta que el padre le promete un viaje a la capital y un crucero por el Caribe.
No podías entonces, Giovanna sino ocupar
tu tiempo en la memoria,
pequeños recuerdos de avenidas y plazas y
árboles,
o coserle el ruedo a la bata gris
o asomarte al balcón tratando de ver el mar.
Giovanna, no recuerdo cómo se llega hasta tu casa, es increíble lo corto que ha sido el día, todo se parece a tu olor de ayer. Si al menos, Giovanna, supieras mi nombre o entraras a comprar cigarrillos en este bar, podría hablarte otra vez del sur. Giovanna, por muchas vueltas que dé en esta ciudad desconocida, no te voy a encontrar. Me sentaré en el paseo iluminado, es forzoso que pases, alguna vez entre hoy y mañana.
EL INVIERNO PRÓXIMO (1975)
***
I
A Raúl
Días tranquilos que pasan como una ráfaga de viento
porque el invierno próximo,
lo sé,
cuando no hayan testimonios posibles
que mitiguen el temblor y la soledad,
bufará la lluvia tras los muros encalados.
Tardío se hace este invierno,
imágenes del invierno próximo
arrogantes y graves
como el desorden de la casa.
III
No sientas el puerto
ni la tinta
ni el río
ni el vino bueno
ni las hojas creciendo bajo el hielo
ni las calles confusas de la ciudad,
no te dejes ir:
atiende esta larga ceremonia en la cubierta del barco
especial ceremonia de la gente
que quiere saber cómo será el invierno próximo.
V
El invierno próximo
estarás triste,
recordarás a Mahler
o habrás muerto.
El invierno próximo
vamos a estar solos
como si la niebla se lo hubiera llevado todo:
la tierra,
el verano,
la casa de la esquina,
el bar,
los andenes,
las tabernas griegas
y el motel que reposa
arriba,
sobre la colina.
IX
El país, decíamos,
lo poníamos en las mesas,
lo cargábamos a todas partes,
el país necesita
el país espera,
el país tortura,
el país será,
al país lo ejecutan,
y estábamos allí por las tardes
a la espera de algún doliente
para decirle
no seas idiota
piensa en el país.
XII
A Luis Camilo
Me levanto
no me levanto
me detestan
me ligo
atropello a un motociclista con alevosía y premeditación
me entrego al complejo de edipo
deambulo
estudio con sumo cuidado las diferencias entre dirritmia-
psicosis-esquizofrenia-neurosis-depresión-síndrome-pánico-
y me arrecho
quedo sola en la casa cuando todos duermen
compro una revista que cuesta seis dólares
le roban la cartera a mi mejor amiga
me agarran
amo a mi amigo
lo empujo
lo asesino
recuerdo el paraguas de Amsterdam
y la lluvia
y el gesto airado
me dedico a la bebida para evitar el infarto
mastico la comida cincuenta veces
y me aburro
y me aburro
adelgazo
engordo
adelgazo
me transo
no me transo
me quedo quieta y lloro
alguien me toma en sus brazos
y me dice quieta quieta estoy aquí
dejo de llorar
escucho el viento que sopla cerca del mar solamente cerca del mar
acepto que existan cucarachas voladoras
descubro que todas mis amigas tratadas por psicoanalistas se han vuelto totalmente tristes totalmente bobas
me leen el oráculo chino y me predicen larga vida
vida de mierda digo
subo al carro
bajo del carro
comprendo de un solo viaje cuánto petróleo hay en un barril
me dicen apaga la luz
la apago
me preguntan ¿ya?
me hago la loca
me acojo a la pacificación
me joden
duermo apoyada en la barra
oigo la voz del español de siempre que se caga en diez
alguien llora otra vez a mi lado
me pegan
me pegan duro
hay luna llena
corro por la carretera que bordea la montaña,
saco la cuenta,
no me sale,
me duele el pecho,
se hace de día,
el rojo gana
rien ne va plus.
XV
Me dejo cerrar por ti
cuando se intenta
estar afuera
o al contrario,
llegar.
Y en la temblorosa apariencia del hombro rendido,
en el volverse tranquilo
entre sueños,
descubro enigmas que terminarán en un instante
cuando todo esto
no sea más que un hábito.
XXI
Toda la vida no vas a tener ganas de saltar cuando veas el mar o cuando haya luna llena, toda la vida no se tiene ganas de hacer lo mismo, ¿entiendes?, si, eso eso, respira hondo y cálmate y pide un trago y mira hacia otro lado, hacia donde quieras, pero que no sea espejo, porque vas a empezar otra vez, que si la memoria y la guerra y los fantasmas de mierda y el tiempo que no pasa rápido, ¿no te fastidias? siempre lo mismo, el perro que ladra y la luz que agoniza, eres la única que lo ve así, a ver, pide un trago y óyeme lo que te voy a decir,
por la mañana
los ojos se llenan de lágrimas
porque no hay locos en la casa
y tarda mucho en hacerse de noche
y las multitudes
y esa luz de la tarde que revienta
tiempo,
cautela,
no lo digas otra vez, todo eso me da en la madre, si ya sé lo de la fatiga, lo del desafecto y el estupor, y no me importa el marido frustrado de Creeley, empezando que no sé quién es el bolsa ése, confórmate, ¿ves? todos los días la gente regresa a su casa, ¿no? Y no vas a componer las cosas arrechándote por una cama o una cortina floreada o una mesa cuadrada, métete un viaje de toña la negra o de leo marini o de la bola de nieve y cálate tus cuentos y los míos, y hablando de infortunios, no me metas, ¿ok?
POCAS VIRTUDES (1986)
***
DE LETANÍAS Y POCAS VIRTUDES
Son tantos
quienes han de saltar a la batalla
y herirme
a muerte
muerte de grandes ciudades
y pocas virtudes
con sus siete cuadrantes a la deriva
su paz funesta del reciente octubre
su carne elástica dulce
y colérica
colérica la arena volando en Ostia
empañando globos de cristal en las vidrieras
un ojo ya sin vida
el otro abierto
en la avenida
avenida por donde viene
el agua
agua de todos los días
acercada a
mi boca
boca triste de grandes palabras
lenguas duras como madera recién cortada
se ocupan
de mi
mi delito
delito de largas y profundas noches
cuando la lluvia tarda en caer
y todo me hace pensar
en mi padre
en mi madre
en la tierra
mal cerrada
cerrada por cuatro malhechores
no identificados
identificados tu nombre el mío
los otros
la gente
gente amada
ausente
presente
ida
ida
como tía
la de la roja cabellera en Burdeos
en la casa
casa de pisar duro
donde se trata de no llorar a despropósito
mientras un poco más arriba
campiñas y pequeños mosntruos
festejan a diario
un saludo
un escrito
un vilipendio
vilipendio:
quien lo haya escrito por primera vez
lance la primera piedra
piedra
piedra de mi única morada
cuando brazos tenaces me enseñaron el desafecto
la casa de empeño
la incertidumbre
el regreso
regreso del último acto
acto de ser tan triste y tan muerta
como soledades de otros
países
países a los que no me dejaron
ir
ir con el asombro
para una o dos
palabras
palabras
espera
te las voy a enseñar
boleros o saudades o melancolías descaradas
o audacia
audacia es
de bares
de lugares amados
de encontrar al hombre de tu vida
de maltratar a la que fue
tu madre
madre
una vez muerta
no hubo soledad
ni rigurosos ejercicios para
olvidar
olvidar a los miserables
ajenos
al amor
amor
¿QUÉ DECIRTE HOY?
Qué decirte hoy
si la madrugada fue tan difícil
madrugada de estigmas y estertores
sin espacio
para ti
para mí.
Al fin nos han encontrado amado
y somos exactamente como nos inventaron:
dolidos
fastuosos
desanimados
cómicos
furtivos
borrosos
desmadrados.
EN MARZO NO SE NACE DOS VECES
En marzo
no se nace dos veces.
Me lo aseguran
embistiéndome
a pesar mío
gimiéndome
a pesar mío
lamiéndome
a pesar mío
estropeándome
a pesar mío
matándome
sin remordimiento alguno.
DESACATO A LA MUERTE
Desacato a la muerte
eso intento
El testigo ha dado la espalda,
la casa ha sido derrumbada.
Cuánto silencio para un dolor tan pequeño
¿joder has dicho? siempre tus palabrotas tus disparates. Estás jugando a la intemperancia y si de cansancio se trata nadie podrá ya aliviarte de la sombra y la pausa. ¿Joder has dicho?
La jauría no viene:
siempre ha estado allí.
El susurro de la advertencia
atenaza mi garganta.
Cuando despierto
al otro día
carcomida por la noche
oigo sirenas petardos olores
y nada que apacigüe mi temblor
hola cómo te va qué has hecho qué hay de nuevo qué vas a hacer bien nada no sé cuándo nos veremos llámame pasa por aquí no dejes de hacerlo si vieras lo triste que está pero no importa mañana será distinto bueno lo de anoche no hables de eso recuerda lo que dice salvador no me atormentes tómate un trago ya se te pasará y qué le voy a decir otra vez a pedir perdón es que siempre va a ser así tienes que entenderlo no le pares nos vemos a la una chao te espero.
Me oigo crujir
debatir
sonreír
partir
gemir
y nunca dejo rastros
que no sean estos pasos de la infamia.
LLEGO TARDE PORQUE ME SIENTO SOLA DESHABITADA
Llego tarde
porque me siento sola
y no siempre es necesaria la advertencia
esa que se acostumbra
cuando las cosas cambian.
Mi abuelo decidió suicidarse:
era alto, triste y bebía a escondidas.
Mi abuela decía que beber era cosa del demonio
y lo perseguía por toda la casa
con una escoba
hasta que aburrido
se lanzó al Rin.
Me dejó una carta
para decirme que volvería a la vida
cuando en lo más verde de la colina
mi voz llegara a ser más fuerte que el rumor del mar.
ALGUIEN VENDRÁ
No quiero confundir su terror con el mío
Siete por siete
y siete más: años de temblor y pasos furtivos.
Alguien vendrá
para detener los lamentos del escogido.
Pero el tiempo dedicado a la espera
se me va entre los dedos.
Ya no es necesario inventar nada
salvo esta terca soledad.
VALIENTE CIUDADANO (Póstumo)
***
VALIENTE CIUDADANO
A María Inmaculada Barrios
“Morid con el pensamiento
cada mañana y ya no
temeréis morir”
Tratado Hagakuse
Dame, señor,
una muerte que enfurezca.
Una muerte tan ofensiva
como a los que ofendí.
Una muerte que soporte la lluvia
de Santiago de Compostela,
y de paso,
mate a los que me ofendieron.
Dame, señor, esa muerte de la intemperie
que sorprende y tranquiliza.
Haz que esté largando mocos y lágrimas,
suplicando piedad
y deseando muerte ajena.
Haz, señor,
que aquel hombre con piel inédita
reconozca en mí animal de olivares.
Que su cuerpo pese sobre el mío
y haga dulce
la entrada al fuego.
Te prometo haberlo visto todo.
La misma culpa con la que nací,
el mismo furor.
Haz, señor,
que esté escuchando a Vinicio de Moraes
y a María Bethania
y prometiendo que mañana,
lunes,
me inscribiré en un curso para aprender brasileño.
Que venga la muerte
cuando descubras en mí
alguna oculta intención de poder
y cuando sepas,
por tus informantes,
de mis maniobras para pasar a la historia.
Cuando te digan señor,
que he agotado todos los recuersos de la fatiga
sin pedir clemencia,
entonces, señor,
dame duro.
Haz que este golpe que tengo en la frente
por abrir puertas a cabezazos
se ponga
rojo,
latiente,
doloroso.
Supongamos, señor,
que eres el big-bang.
Que ningún territorio escapa a tu vigilancia.
Que los hot-dogs son tema de tu predilección.
Que tu deseo en mí es parte obscena
de tu personalidad.
Entonces, señor,
examina mi estómago abultado
por los espaguettis de Portofino
por las fabadas del Guernica
por los pasteles de coliflor de mi madre
por los largos tragos de cerveza y ron.
Espía, señor, los rostros de mi espejo en el espejo,
yo, la pusilánime astuciosa
la del dedo en el aire
abanicando a la aburrida concurrencia.
Podrías venir al cine, señor.
Veríamos Brazil
La vaquilla
Un día de campo,
El cartero y Gatsby.
Me escucharías
sacudida por la risa
y el temor.
Permíteme, señor,
contemplarme cómo soy:
el rifle en la mano
la granada en la boca
destripando a la gente que amo.
Acuéstate conmigo en la madrugada, señor,
cuando mi respiración es un golpe de piedras
en la corriente del río.
Y verás cómo nada,
ni siquiera la leche de tus cantares,
puede darme una muerte que me enfurezca.
UN DÍA DE LA SEMANA-I
Cuando naciste,
en 1938,
César vallejo moría.
Cuando tu cabecita,
tu ombligo,
tu cuquita virgen,
asomaban al mundo
entre las hermosas piernas de tu madre,
metían al poeta en un hueco.
Lo cubrían de tierra
y a ti,
te cubría la memoria.
No podías elegir.
Porque si eliges
vives.
Y si vives
gozas.
Pero el goce es el horror del sueño:
dormir va a ser para siempre.
Habrá un olor a pimientos fritos,
voces estruendosas en la barra.
Será un día de la semana,
cuando los muebles cambian de sitio durante la noche
y por las mañanas,
las mujeres hablan solas.
Tu nariz estará sellada y la ceja derecha
más caída que la izquierda.
Las caderas niveladas,
el cabello mal cortado y el cuerpo perdido
en alguna batola que disimule la grasa en tu cintura.
Si tuviste abuelos lunáticos y tristes,
constará en el reporte
de un funcionario responsable,
Te cruzará los brazos sobre el pecho
y es fatal,
porque ya no podrás
usar el afrín
para respirar mejor.
Falso que tus brazos fueran convulsivos
y tus furores impredecibles.
Falso el vidrio que aún empañas con tus eructos.
Falsos tus pezones, tus pecas rojizas.
La noche anterior estabas decidida:
si no puedo dormir,
escogeré la muerte.
Pero no esperabas que el pernil de cordero se derritiera,
suave,
lechoso,
sobre tu lengua.
Solo dijiste:
dos partos,
diez abortos,
ningún orgasmo.
Y tomaste un largo trago de vino.
Vallejo también buscó un pernil de cordero
en el menú de la Coupole.
Todos miraban sus ojos cazurros,
mientras él solo pensaba en los callados oídos de Beethoven.
Le habría preguntado a su compañera:
¿Por qué ya no me quieres?
¿Qué hice?
¿En qué fallé?
El chorizo del cassoulet dejó manchas de grasa en su camisa.
Como tú,
sintió una compasión fatigada de su cuerpo.
Y trató de adivinar quién nacería esa noche,
mientras él tratara de conciliar el sueño.
Morir
requiere tiempo y paciencia.
DIAGNÓSTICO
A ver,
abre la boca.
Di aaaaaah.
Muéstrame eso que hizo tu madre cuando eras niña.
¿Ese era todo el misterio?
¿Sexo oral?
¿Manipulaciones?
¿Tacto?
¿Manipulaciones?
Veamos tu útero,
amplio y desfasado.
¿Cuántos niños pasaron por allí?
Los expertos te dijeron
que la naturaleza esperaba por ellos.
Pero murieron igual.
Y si sobrevivieron,
unos tarados
otros más o menos,
todos bien planificados con la excusa de la soledad.
Tienes problemas con tus dientes,
con la lenta digestión de los indecisos,
con el crujido del hueso occipital.
Eres un paciente más.
Todos quisieran haber nacido en Kansas City
o en Amsterdam
o en Toronto.
O por lo menos
veinte años más tarde.
Déjame agitarte con esta probeta de marfil,
verificar bien el color de la mezcla.
Asco,
qué mal hueles.
LA MAYORÍA
Es cierto que en abril los lirios se pudren,
el trigo crece
y se manchan de sangre las dormilonas infantiles.
Todos nacimos en abril:
niños,
supimos que obedecer implicaba paz.
Adolescentes,
descubrimos el valor de la redención condicionada.
Finalmente,
no morimos en el intento.
Ahora somos sumisos y secretos,
gordos de ojos saltones
y carnes blandas.
Preparamos palabras suculentas
que pasan por el molinillo de carne,
y un perro, bien educado,
espera para engullirlas.
Recién cogidos desafiantes,
meados a destiempo
y solemnes imberbes,
ocupamos el primer lugar en las encuestas.
Somos lo que llaman,
la mayoría.
ARANJUEZ
No seas ridícula.
Nadie muere aguantando la respiración.
Piensa en tus huesos quebradizos,
en tus pliegues sudorosos,
en tu vagina seca
y tu calvicie incipiente,
O en un paro cardíaco cuando finjas un orgasmo.
De eso mueren las mujeres.
¿Por qué tienes que ser tan obsceno?
Porque hace veinte años que no voy a Aranjuez
y eso me pone de mal humor.
POEMAS INÉDITOS
***
EN EL VIETNAM
En el Vietnamse deja de ver la lluvia todos los días
y ese aspecto humillante de la muerte
que es el olvido
crece en los sembrados de tomates
mientras todos imaginan el mar
en el Vietnam
hace mucho tiempo que no llueve
(ese aspecto humillante de la muerte
que es el olvido)
en el Vietnam no llueve ya
todos saben en el Vietnam
que no lloverá durante muchos meses
todavía es útil imaginar el mar
caminar y correr
en torno a los sembrados de tomates
aquí en cambio nos consolamos con insulsas bailarinas
hacemos películas sobre las casas
y hasta podríamos jugar bolas
si se pone de moda.
Un pájaro canta alucinado porque ha muerto su compañera
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Suena la guitarra de un cuidador de ovejas
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Retumba el trueno sobre la montaña más alta
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Alguien se queja en la sombra
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Despanzurro al cerdo que me traiciona
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
El sospechoso besa a su amada
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Un hombre corre bajo la lluvia
es buen indicio
responden
Alguien juró matarme
es buen indicio
responden
MORIR PARA SIEMPRE
Si me jugara la vida por la muerte
ningún transeúnte me haría triste a voluntad
no pasaría dos veces por la misma calle
donde acecha el cantor
de las malas nuevas
Si me jugara la vida por la muerte
cada mañana sería tarde a propósito
para estar en el blanco de los verdugos
y ver pasar al loco de Laugharne
ese mismo que revuelve tu alcoba
Si me jugara la vida por la muerte
tendría una ciudad de algodón
toda para mí
toda estrujada y clara
como playa de auroras y naufragios
Si me jugara la vida por la muerte
no habría día parecido a este
el cielo cambiaría de rumbo
se iría cuan largo es
con la cintura de Orión
Si me jugara la vida por la muerte
no acataría lo voz en alto
no aceptaría ser desaparecida en la alta luz de la noche
jamás
vendrían a buscarme en la alacena
Si me jugara la vida por la muerte
¿quién tocaría la sangre que corre mientras duermo?
¿quién golpearía la puerta mientras estás en mí?
¿quién osaría estropear la casa?
¿quién pondría la mano sobre ti?
Si me jugara la vida por la muerte
sería inútil decirme versos
empujarme contra el filo de la acera
cobrar tragos que no bebí
hacerme llorar con alevosía y premeditación
Si me jugara la vida por la muerte
habría un perfecto golpe de luz sobre el mar
y alguien se desesperaría
de haber dado mi vida por la muerte
***
EN EL VIETNAM
En el Vietnam
se deja de ver la lluvia todos los días
y ese aspecto humillante de la muerte
que es el olvido
crece en los sembrados de tomates
mientras todos imaginan el mar
en el Vietnam
hace mucho tiempo que no llueve
(ese aspecto humillante de la muerte
que es el olvido)
en el Vietnam no llueve ya
todos saben en el Vietnam
que no lloverá durante muchos meses
todavía es útil imaginar el mar
caminar y correr
en torno a los sembrados de tomates
aquí en cambio nos consolamos con insulsas bailarinas
hacemos películas sobre las casas
y hasta podríamos jugar bolas
si se pone de moda.
Un pájaro canta alucinado porque ha muerto su compañera
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Suena la guitarra de un cuidador de ovejas
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Retumba el trueno sobre la montaña más alta
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Alguien se queja en la sombra
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Despanzurro al cerdo que me traiciona
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
El sospechoso besa a su amada
se lo digo a la policía
es buen indicio
responden
Un hombre corre bajo la lluvia
es buen indicio
responden
Alguien juró matarme
es buen indicio
responden
MORIR PARA SIEMPRE
Si me jugara la vida por la muerte
ningún transeúnte me haría triste a voluntad
no pasaría dos veces por la misma calle
donde acecha el cantor
de las malas nuevas
Si me jugara la vida por la muerte
cada mañana sería tarde a propósito
para estar en el blanco de los verdugos
y ver pasar al loco de Laugharne
ese mismo que revuelve tu alcoba
Si me jugara la vida por la muerte
tendría una ciudad de algodón
toda para mí
toda estrujada y clara
como playa de auroras y naufragios
Si me jugara la vida por la muerte
no habría día parecido a este
el cielo cambiaría de rumbo
se iría cuan largo es
con la cintura de Orión
Si me jugara la vida por la muerte
no acataría lo voz en alto
no aceptaría ser desaparecida en la alta luz de la noche
jamás
vendrían a buscarme en la alacena
Si me jugara la vida por la muerte
¿quién tocaría la sangre que corre mientras duermo?
¿quién golpearía la puerta mientras estás en mí?
¿quién osaría estropear la casa?
¿quién pondría la mano sobre ti?
Si me jugara la vida por la muerte
sería inútil decirme versos
empujarme contra el filo de la acera
cobrar tragos que no bebí
hacerme llorar con alevosía y premeditación
Si me jugara la vida por la muerte
habría un perfecto golpe de luz sobre el mar
y alguien se desesperaría
de haber dado mi vida por la muerte
LA REACCIÓN
Mi primer negro se llamaba scope
olía mal al aire libre
me tocaba con miedo de negro
porque yo era blanca
Mi perro tenía orejas de cazador
pero no dejé que fuera sabueso
porque podía comerse a scope
en el jardín
Una amiga me lo contó todo
tienen el cerebro pequeño y la paloma grande
dijo
y añadió:
cuando es al revés no sirven para nada
son peores que los blancos
LA PENA
¿Te quedarás un tiempo?
me quedaré
hasta cuando cuentes tu último sueño
no le temas a la calma que ronda
o al ruido de la seda recién lavada
no hagas apetencias de esta desesperanza
de esta desdicha tan simple
¿Te quedarás un tiempo?
claro,
hasta que vengan por nosotros.
EL USO
Lo que uso:
el autobús que va al silencio
el transformador de corriente
la gallina comprada en Delft
el libro del film 1962 de Vittorio Spinazzola
la escultura desmontable de Berrocal
el reloj de arena para cocinar huevos
el timbre de la conserje
el buzón de reclamos de los hoteles
la sexta velocidad de la licuadora
la tabulación de sueldos
las bolsas de plástico y papel en los aviones
la guía turística de Estambul
el seguro de vida para invidentes
los antecedentes penales
la liberación de los pueblos
y las palabras
del pliegue y el despliegue.
NO MÁS
No más negros vestido de cardin
empatucados de cardenal mendoza.
No más carajitas de ojos entornados
frágiles codos
y abominables silencios.
No más letreros para mandar la gente a casa.
No más invitaciones que preocupan un día antes.
No más mecenas.
No más temblor de atardecer
sin otro alegato que el propio.
No más muertos a quienes velar de lejos
porque se mueren cuando uno no está.
No más niñas redondas y gentiles
taconeadas por nodrizas impolutas.
No más el reflector en la cara.
No más envidiar al que llega
en este momento
a San Francisco.
No más temor de la conjunción de los astros.
No más creer en maleficios
y espiar a la luz de una vela
la llegada del señor.
No más pedir amor y sentirse miserable.
No más patanes a sueldo.
No más hacer lo mejor imposible.
No más
coño
no más.
Milagro Meleán (1994)
Excelente publicación, pueden compartir el poema "La Lámpara" de esta autora. Gracias
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