Reseña sobre el poeta falconiano Elias David Curiel.

Un tal, Elías David Curiel


Reseña sobre el poeta falconiano Elias David Curiel.

Por Frandys Oropeza


Encontrarse con la poesía, es decididamente una mala decisión.  No siempre se puede alegar esa pequeña constante cíclica que nos promete entender el hecho primario de ¿hay poesía nueva? ¿Hay nuevos autores? Bueno, no podemos engañarnos con viejos condicionamientos en los que de una manera u otra estamos desgraciadamente torpes ante la belleza oculta de autores que son poco conocidos o ¿Por qué no? Autores a los que muchos le temen, aunque no sea cuestión de temer, más bien de no conocer o tener la mínima necesidad de preguntarse. ¿Por qué siempre es la misma estrategia?
Ahora bien, el poeta del que hablo es de un tal, Elías David Curiel, en el estado falcón fue y es un profeta caustico y pésimo. Se le puede adjudicar la hegemónica faceta de redactor en el arte y composición del himno regional. Pero, siendo francos, muchos poetas han perdido ante estos caracteres por los que se acostumbra a un poeta en el hecho de morir por ser conocido en el arpegio consonántico de un himno pendenciero.
Sí, es lamentable. Pero, olvidemos eso. Aquí la base es hablar del poeta, no del escritor del himno. Fuera de todo parámetro elíptico, Elías era un lector voraz, en correspondencia de los autores de su época. Era profundamente un adelantado, pese a tener ciertos matices que vibran de una manera erótica, fugaz, hasta sorpresiva en el arte de seducir y tejer palabras, muy al estilo de los simbolistas franceses. No se puede acudir a él con una mala, ni mucho menos pisca conocimiento sobre el arte de escribir. En sí, sería una blasfemia.
Como sucede en muchos casos, las comparaciones se pueden encontrar a juego y quizás hasta de manera dantesca concretar una visión inexacta de lo que quiso decir el poeta. Los poemarios en los que decidí y los poemas con los que decidí pelearme fueron fluidos atemporales entre la distinción onírica de la ebriedad, el vuelo, lo trágico y pese a los estilismos baratos de biblioteca académica, el fetichismo por lo oculto, lo magro de las partes genitales y el deseo constante por vivir en otra vida, fungiendo en la pieza de reconexión del cerebro con la carne
Cada pincelazo, golpe y si puedo decir algo, el sexo cárnico entre las violación del ser y la inapetencia por el sentido de amar. Los poemarios ebriedad nube, música astral, poemas líricos o escogidos. son una profunda inhibición que recuerda en varios matices a los poemas del gran Baudelaire. Puede que sea mucho decir, no obstante. Sería un agravio despilfarrar palabras intentando descifrar cada poema, pues, la forma en la que Elías conformaba sus poemas se encuentran plagadas de símbolos que van desde Mefisto, hasta viejos incendiarios del paraíso de Milton, quizás, aleteando en algún circulo de los suicidas en el infierno de dante. Puedan congeniar la sinapsis en la que habla
Esos fraseos, que parecen por un momento equívocos, en las letras que en un momento se pensaran muchos académicos (obvio, por eso muchos se caen de bruces al juzgarlo o entenderlo) dicen mucho más de lo que se lee entre líneas. Dejar pequeños retazos en la palabra para que su sonoridad motriz, fluya por el verso. Jugando con los parámetros de la métrica académica, conjugando voces en pequeñas ensoñaciones benditas y la vez magnánimas sobre la crudeza del retorno y el despilfarro de la conexión entre el arte nocivo de la vida, lo convierten en un poeta del que debe leerse de manera suntuosa, pero con un tanto de amor verdadero por las letras
Es verdad que dé mucho que se habla hoy sobre la poesía, dichos poemas que a veces suenan ostentosos por la forma en la que se encuentran descritos abrumen a la gran mayoría. Pero, siendo sinceros. ¿Quién todavía no se maravilla con la poesía que fornica el alma y te dice que todavía hay cosas que decir? Pues si, eso de las épocas es un cliché al que muchos intentan abaratar con problemas de semántica y lingüística condicionada. Pero estar ante las fauces de alguien que escondido en un pequeño lugar, donde los poetas abundan, pero que veces nos difuminan con silabas características. Nos dice más que palabras.
Las frases, las conexiones, el mundo requerido para no dejar aviso en el tiempo. Es una verdad de la que no debemos alejarnos ni un poco. Sería un gran despilfarro de tiempo, no creer que se puede hacer más en poesía que hablar del paisaje coriano. Elías tenía y tiene esa vigencia, estoy seguro hoy que más por su tiempo es por lo errático del discurso que manejan de él, que por su poesía en sí, respirar es no es un habito que nos mantiene vivos. Es una conexión entre mente y alma, que nos embriaga en una forma direccional llamada mundo
El nirvana de la generación que no dejo muestras claras de una sociedad corroída, pero que en la pluma del poeta Elías David Curiel su presencia bulle en la reformulación del espacio, la disonancia del vacío y por muy poco que esto suene, la fragilidad del alma ante el exilis de la carne.






Frandys Oropeza
Licenciado en Lengua Literatura y Latín, TSU en Artes Audiovisuales, profesor del departamento de artes audiovisuales de la UNEFM, profesor y coordinador del programa de Artes Audiovisuales de UNEARTE- Falcón. Por supuesto que no es Charles, B.



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