Cronica de Israel Colina que nos lleva a una historia que se desarrollar en la península de Paraguana, y un bar allá en Punto Fijo.

Lo más frío que tenga ahí - Por Israel Colina

Cronica de Israel Colina que nos lleva a una historia que se desarrollar en la península de Paraguana, y un bar allá en Punto Fijo.


Por Israel Antonio Colina


María Antonieta fue una mujer de armas tomar. Después de los acontecimientos sucedidos en la Segunda Guerra Mundial, --1939-1945--, desde la Alemania nazi emprendió viaje y recaló por Paraguaná, ubicándose en uno de tantos bares que estaban frente al mar en el Barrio El Tropezón (hoy día Miramar); donde por no haber llegado las neveras a éstos, a las cervezas (media jarra o tercio, así las llamaban), las metían en sacos y las enfriaban con las olas que llegaban a la orilla. Este tipo de comercio se alimentaba del tránsito de marinos llegados al muelle de la Mene Grande en los tanqueros que ahí atracaban para surtirse del crudo que llevarían a otros puertos del mundo.

Ahí ella pasó parte de su juventud, entre tantos clientes criollos y extranjeros que iban en busca de placer y que ellos mismos al poco tiempo,  la bautizaron como “Papito e`lata”. No fueron pocas las peleas que esta catira esbelta y de ojos azules presenció y botellazos que esquivó, cuando estos visitantes se entraban a puño y que solo podían controlarlos los efectivos de la recién inaugurada Guardia Nacional (4 de agosto de 1936), quienes empuñando y estrenando sus peinillas los sometían a fuerza de planazos por donde cayera esa arma en sus cuerpos. Los marinos que resultaban detenidos en estas batallas campales las empresas navieras a las cuales pertenecían tenían que pagar una multa para lograr su libertad y así poder abordar nuevamente el buque donde estaban enrolados, que generalmente zarparía en horas.

Por esa época llegó al pueblo de Carirubana un Jefe Civil a quien apodaban Juan “Charasqueado” por lo severo que era. Este ciudadano un buen día decidió que todos esos bares dejarían de funcionar en esa barriada y su personal debería salir y mediante ordenanza, llevarlos a Punta Cardón a un sitio llamado “La Concha”. Todos se opusieron a ese desalojo que consideraban arbitrario porque cercenaba su derecho al trabajo. Esta bella alemana fue una de las más reacias para acatar esa medida. Organizó a sus compañeras de infortunio para la protesta, pues el flamante Jefe Civil envió al sitio varios camiones volteos y todas con sus enseres, fueron a parar al sitio que les fue acondicionado para que continuaran ejerciendo su oficio.  

Uno a quien se le puso más lejos su sitio de trabajo nocturno fue a Jesús (Chucho) Pelayo. que con sus agrupaciones musicales La Sonora Falcón y Los Astro Boys amenizaba los fines de semana esas noches de placer, coñizas y borracheras.

En esa llanura frente al Golfete de Coro fue muy poco tiempo el que esta dama venida de tierras muy lejanas permaneció. Como le sucedió a varias de ellas; corrió con la buena suerte que uno de los asiduos marinos visitantes se enamoró de ella y en la Jefatura Civil de ese municipio, Punta Cardón, contrajeron matrimonio. Como el comercio que más conocía era el de los bares porque desde muy joven formó parte de ellos, optó junto a su esposo, fundar uno en el centro de Punto Fijo, que también era restaurant. Allí se hizo de una muy buena clientela donde se daban cita gente venida de toda la península. 
 
Ya al transcurrir del tiempo y como éste no pasa en vano; poco a poco fue llegando la vejez y con ella las hormonas van “haciendo arrase” y el apetito sexual se va desvaneciendo. Sucedió que en una oportunidad, uno de los clientes llegó acalorado al bar a eso del mediodía y en Paraguaná estaba haciendo un calor espantoso; parecía que el sol ese día estaba más cerca de la tierra. Este le dijo: - “Señora María. Por favor deme lo más frío que tenga ahí”. Y ésta señalando al esposo le contestó: “…Será que te dé a Catalino. Es lo más frío que tengo ahora”. Entonces tal como se expresaba últimamente la matrona; daba la impresión con su sarcasmo, que a éste se le había “acabado la pólvora” y su armamento había entrado en desuso, mientras que a ella todavía le quedaba algo como para prender una fogata. 

El resto lo echó cuando a los días se presentó al establecimiento una amiga muy querida y al verla luciendo un bello vestido que le entallaba perfectamente, le dijo: --“María, el vestido está lindo y te queda precioso,  pero ese lazo negro no se ve bien y en ese lugar menos”. Éste caía exactamente arriba de la “fábrica de hacer muchachos”. Ella sin inmutarse mucho y viendo de reojo a su esposo, le contestó: “¡Ay Rosalinda! Si te cuento. Desde que a ese mapanare se le murió mi bicharraco se amotinó y se declaró en luto activo, con decirte que por ese canal no ha entrado otra señal hasta el sol de hoy”.





Israel Antonio Colina
(Punto Fijo, Estado Falcón. 7 de Noviembre del 1947) Fue fundador del conjunto de música criolla “Estrellas de Occidente” y del Grupo “Juventud cultural y artística de Caja de Agua”, en Punto Fijo. Durante su servicio militar formó parte junto al músico y cantante Frank Davalillo de un conjunto de música criolla. Siempre entregado a la vida cultural, en cada uno de sus pasos se ha vinculado a diversas organizaciones culturales. Nos da la grata oportunidad de conocer memorias de la Península de Paraguaná a través de su libro Golpe’ e Tapara (2018).

0 comentarios: