Cuando un poeta reconoce a otro se produce un gesto de suprema humildad y sentido afecto.

Ramón Miranda en los ojos de César Seco



Cuando un poeta reconoce a otro se produce un gesto de suprema humildad y sentido afecto.

Por César Seco

Fotografía Anthony Alvarado

Ramón Miranda, poeta

De niño se iba a la cama con un libro en las manos. Permanecía con sus ojos abiertos, leyendo, hasta que su padre lo reprendía: -Duérmete ya. El niño que era entraba así con los ojos abiertos en el sueño. El niño no apartaba sus ojos de las páginas mientras alrededor crecían las sombras de la noche. Esto supe por una de sus prodigiosas crónicas que hemos tenido la fortuna y el gozo de escuchar de su propia voz. Esto me lleva a decir que Ramón Miranda nació poeta y que el niño que fue se hizo hombre en su trato con la vida y las palabras, frecuentándolas, probando su saber y sabor, haciéndose con La Palabra.

Una conversación con él es un deleite de conocimiento e invención, de imaginación y pensamiento; una conversa con quien ha librado y sigue libando la cepa frugal del vivir con su gracia toda y su inefable consecuencia: exprimiéndola en su decir, encontrándola en su silencio. Palabra escrita y reveladora, porque Miranda es un poeta consciente de su oficio, que no disocia  imaginación y realidad, que las conjuga en imagen vital, en poderoso símbolo provisto de mágicos y terribles significados, como en verdad son los que le ha brindado el vivir y del cual no cesa de extraer belleza, eros, inocencia, temblor, como si cada vez que vuelve a la página en blanco lo hiciera con la mirada abierta del niño que fue y la del hombre que ha estado haciéndose por la poesía. En la suya conviven las resonancias clásicas y el desenfado, el decir de las más actuales voces contemporáneas, pero siempre desde una mirada, desde un sentir que le es muy propio.

Su visión es siempre luminosa como ese ángel que invoca y su factura, digamos mejor, su hacer, tiene la sensualidad del cuerpo de mujer que uno presiente y llega a ver en la piel escrita de sus versos. Miranda, como pocos, es posible advertir un logro mayor: la concreción de un espacio escritural que a la vez es su espacio geográfico, reconocible éste en la árida terredad y la cosmogonía de la cabra nuestra solar.


RAMÓN MIRANDA


De niño se iba a la cama con un libro abierto a la altura del pecho. 
Lo reprendía su padre llamándolo 
al sueño y entraba él en la penumbra 
suave de sombras con esa lámpara 
de letras devorando sus ojos. 
Dos cuerpos crecían abrazados
en la pared adelantando la espesura
del sueño. 
Se hizo hombre en trato con la vida
y la palabra, geografía carnal
de sus poemas. 
Conversar con él es deleite y buen gozo,
semilla frugal que sus labios han libado. 
Plantado como un ángel,
en la esquina del bar, dispuesto. 
Allá, sin ruido alguno por dentro, 
con el traje de luces que sólo él 
se ve puesto, acodado a la barra
o en el solitario redondel de la mesa
sin dar oído a la querella municipal 
alrededor, haciendo aguas. 
Animalamor 
Nunca ayuno de piel.

César Seco en Retratos de la sala (2017)



MIRANDA

-Ramón Miranda ha escrito de usted un retrato que nos ve.
-Ya me decía que el poeta era usted.
-No, ni modo, lo digo por magnífico.
-Eso lo dirá el tiempo, pero sé que lo hizo con afecto sincero.
-Por cierto, por qué le nombran el poetica Miranda.
-Entre quienes le apreciamos y respetamos le decimos así, no por menor.
-No puede ser de otro modo, su trato con el lenguaje es privilegiado.
-Poetica, porque es travieso como niño, travieso también en sus modos verbales, y traviesa su risa, como la de un niño.
-Como?
-Aunque ría con ironía nunca se burla.
-Y como poeta?
-Mejor que todos nosotros. 
-Lo dice por retribuirle el retrato.
-No, nunca.
-Y por qué? 
-Admiro su poesía. Su erotia verbal. Cada palabra suya suena en el momento que la leo a  cada gesto de quien ama a una mujer.
-Le parecerá esto un atrevimiento mío, pero eso me parece fácil.
-Pero no todos lo saben hacer. Está dado a elegidos. A otros los mata la metáfora, el adjetivo, o lo que es lo mismo la elocuencia y la mentira.
-Ah, pero eso no es todo.
-Está la ciudad, y ésta es la mujer y el animal que nos mira.


EL VIAJE DE LA SANGRE

                                               a Ramón Miranda
Me dejaron a solas con él.
Anduve los surcos vencidos de su rostro.
Pude ver el agua de los años
en el cuerpo de niño que ya no era.
Me detuve en sus manos largas
y en sus cabellos de plata.
Su pisada llego desde la calle de otro tiempo
a este siempre.
Lo vi entrar con su risa limpia en mi madre,
como ahora lo está, dentro de sus ojos
que ya no me miran.
Le puse su camisa blanca de cumplir
y en el bolsillo su libreta de números
con la cifra de sus cuentas ajustadas.
Le unté el alcoholado azul de contrabando
del que gustaba para ir a las fiestas.
Sus pupilas el tiempo sin retorno
de unos párpados cerrados.
Afuera los hermanos mayores se ocupaban 
de repartir su par de zapatos marrones
y sus dos trajes de vestir el domingo.
Antes que la noche viniera, me dijo:
-Prepárate para cuando no tengas a nadie-
y entró el hombrecito aquel 
de blancos guantes y puso en mi mano
tijera y algodón para que le sirviera
de ayuda, me indicó que el sol líquido
de la tarde estaba por irse de sus venas.
Más allá del viento y de los árboles.


César Seco
(Coro. Estado Falcón. Venezuela, 1959). Poeta, ensayista y editor. Fundador de la Casa de la Poesía "Rafael José Álvarez" y de la Bienal de Literatura "Elías David Curiel". Director de la Revista OIKOS. A principio de los años 80 formó parte del grupo literario Cráter. Ha sido galardonado dos veces con el Premio Municipal de Literatura de la Alcaldía de Miranda del Estado Falcón (1993 y 2000). Con el libro El Viaje de los Argonautas y otros poemas obtuvo el Premio de Poesía Bienal de Literatura "Ramón Palomares" (Trujillo, 2005). Fue colaborador del Suplemento literario Verbigracia del Diario El Universal. Integra la redacción de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo. Ha publicado El Laurel y la piedra (1991), Árbol sorprendido (1995). Oscuro ilumina (1999), Mantis (2004). Poemas y ensayos de su autoría han aparecido en revistas nacionales y extranjeras. Ha sido invitado a eventos literarios la Semana Internacional de la Poesía en Caracas (1999). I Encuentro Internacional de la Revista Poesía (Valencia, 2002), la Feria Internacional del Libro: (Mérida, 1999), (Maracaibo, 2002), Caracas (2003), el I y II Festival Mundial de Poesía (Caracas 2004, 2005) y la Feria Internacional del Libro de la Habana (Cuba, 2006).

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