Un libro de Ana María Oviedo Palomares, reseña de Milagro Meleán.

El reino de los sauces: formas de nombrar las rasgaduras



Un libro de Ana María Oviedo Palomares, reseña de Milagro Meleán.





Por Milagro Meleán


Hacia la conciencia de la ternura hay luces que revelan al poema como un hallazgo interior de la manifestación del entorno. En El reino de los sauces[1]escuchamos la interpretación de ese entorno con el decir poético que Oviedo Palomares teje; recrea y afirma casi como una conversación con la ausencia y las rasgaduras del ser.
¿Cómo concebir un libro que desde la luz cante sobre la muerte? Atisbar hacia una construcción del poema para reverenciar sus bases que parten desde a) la tibieza del alma humana y su despertar ante las cosas:
Te dejo las llaves de nuestra antigua casa.
El hogar que fue nuestro antes del despojo.
 
Antes de tener
que resguardar el corazón entre trapos,
añorar hasta creer en el olvido.
 
Seguro es que la casa ya no exista,
ni siquiera creo que esté
habitada por algún invasor.
 
Pero he guardado esta llave.
Y te la dejo.
 
Era mi amuleto de la esperanza.
 
Hazle un espacio entre los trapos
con los que envuelves
tu corazón.[2]
 
–y b) la muerte:
Una muñeca que flota sola en el mar
es una fácil metáfora de la muerte.
 
Los huesos caen y caen
hasta el fondo.
 
Los huesos pesados de las niñas que
no pudieron sostener más
a la
muñeca.[3]
 
En el primer poema «Te dejo las llaves de nuestra antigua casa», la poeta identifica el amuleto de la esperanza. Se persigna ante un regalo que cede y sea acogido por la simpleza de lo humano –si es que cabe decir simpleza a las telas del corazón–, sugiero que Oviedo Palomares no exalta la condición humana, la deja en su sitio no-céntrico, sí acorde y reluciente entre aquello que solo concierne a la inteligencia que despliega lo sencillo en su forma extensa. Es un poema dicho con el vocabulario de los sensibles, de los que deben en definitiva entregarse a la partida, al desapego, a un nuevo mundo en la oscurana y que veremos evidenciado en todo el libro: Cada día cubro mi cuerpo con este vestido: / un celaje apenas, el rumor del río áureo que nos nombra.
El segundo poema «Una muñeca que flota sola en el mar» es una fotografía de lo desolado, son versos limpios que no dejan de denunciar el término de aquello que parece imperecedero. El poema nos sitúa en una llamada hacia la dureza de las aguas –que no pretenden serlo–, y nos señala aquella parsimonia de lo doloroso. Más adelante: Para rogar / en el agua / abro los brazos. ¿Cómo es la plegaria del poeta? Posiblemente es un cuerpo que se abandona a las ondas del silencio, es un espacio «donde la palabra no necesite sonido»[4].
El hecho poético se transforma y se codifica dentro de su interpretación misma. En el libro El reino de los sauces, el todo se acciona sin interrupción material. Las cosas suceden en sí mismas y traen al poema el murmullo de quien observa y respira el misterio de las hendijas del ser, o la caricia sin retorno del cuerpo:
(…) Pero los girasoles estaban ciegos
y no supieron inclinarse
                                   ante ninguna tibieza.
 
Las partes de este libro se conectan de manera orgánica y descubren el acto poético desde una contemplación vigilante. Se cumple aquello que los formalistas enuncian desde la noción de construcción: «La unidad de la obra no es una entidad simétrica y cerrada sino una integridad dinámica que tiene su propio desarrollo (…) La forma de la obra literaria debe ser sentida como forma dinámica»[5].
El cuerpo de este libro consta de varias partes que enuncian un recorrido, una estancia en los diferentes rescoldos de la observación constante hacia el interior que avasalla, hacia el exterior que no nos permite pasar de largo, hacer oídos sordos y permitir que nada surja como una integración dolorosa hermanada con nuestro criterio más humano.
Si vemos el nombre de estas partes del libro: Nakba, Jaima y Mar estrecho, divisamos hacia dónde apunta la bitácora. El primer punto del mapa: Nakba que significa catástrofe en árabe nos hace referencia a los 750,000 palestinos que debieron partir de sus tierras al crearse el Estado de Israel. El segundo punto trazado es Jaima, se refiere a las tiendas de campaña usadas por los nómadas árabes. Hasta ahora se nos dibuja una imagen: 1; las personas que recurren al éxodo, 2; las tiendas que posiblemente usaron. Esto nos deja en la tercera y última parte: Mar estrecho. Imagina un mar que debe ser separado siguiendo su instinto. Imagina un mar cuyo canal es olvidado por el paso de los hombres, imagina ese mar estrecho que funge como cuerpo de tierra que recibe al cuerpo del hombre. Imagina a los peces esperando un zarpazo de alguien dormido. Imagina y si puedes, dibuja un pequeño paso entre las aguas para olvidar –un poco– el terrible desvanecimiento del futuro. ¿Quiénes son los sauces? ¿Hacia dónde van quienes duermen en tiendas hechas de cuero? ¿Por qué hay cuerpos en el agua?
Ana María Oviedo Palomares nos entrega un libro que desde su silente apariencia no se ve enmarcado por la ingenuidad. Es un libro que acciona desde el despertar, aquello que nos incumbe como seres que sienten –de cerca o de lejos–, las desapariciones de las que nadie habla, olvidan o deciden silenciar.

[1] Ana María Oviedo Palomares. Monte Ávila Editores Latinoamericana (2022).
[2] Ana María Oviedo Palomares. El reino de los sauces (pág. 2). Monte Ávila Editores Latinoamericana. 2022.
[3] Ana María Oviedo Palomares. El reino de los sauces (pág. 37). Monte Ávila Editores Latinoamericana. 2022.
[4] César Rengifo.
[5] J. Tinianov. La noción de construcción. Teoría de la literatura de los formalistas rusos. Siglo Veintiuno Editores. 1995.
Súbtítulos en estilo: Encabezado



Milagro Meléan
Zulia, 1994. Licenciada en Letras Hispánicas (LUZ). En la Revista LA NÁUSEA (España) hay una selección de su poesía en la Antología llamada Doce poetas femeninas del siglo XXI. En la Revista POESÍA (Universidad de Carabobo) se ha publicado parte de su obra. También en la revista AWEN (III número), en el IV número de la revista Telúrica (Colombia) hay una selección de poemas inéditos y seis poemas aparecen en BUENOS AIRES POETRY. Ha sido finalista en el concurso Rafael Cadenas y Hugo Fernández Oviol. Por medio de FUNDARTE ha publicado una selección de sus poemas con el nombre Luminancia. Ha publicado los libros Método formalDel otro lado del ojo Todas las cinco son siempre la albahaca.


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