Reseña de este libro del poeta Ángel Malavé publicado por el Fondo Editorial Fundarte.

Los ríos crecen en silencio. Selección Poética de Ángel Malavé

Reseña de este libro del poeta Ángel Malavé publicado por el Fondo Editorial Fundarte.

Por Roger Herrera Rivas

Este libro es una especie de calidoscopio temático donde confluyen las nociones de tres vertientes independizadas de la producción de este autor. Dada la singular fragmentación en los textos. Lo primero a destacar es que es una selección, cuyo cimiento está sustentado en indagaciones anteriores prohijadas por el vate, a saber: La casa y otros amores; Calle Real y Caribe sonoro, donde se presenta el poema que da título a esta edición Los ríos crecen en silencio. 
En la primera parte del libro, La casa y otros amores, reside el sustantivo aporte poético de este bardo, su imbricado tejido dado desde su afecto por las damas y su subyugante relación con la matriz Paria, lugar de origen o la —casa materna—. Viaje espiritual a los orígenes y por ende al encuentro memorioso con sus ninfas. Valoración espiritual de nuestras hembras remozadas por la imagen luctuosa de la tierra parturienta y a su vez edificante de la Mujer Madre. Considerable primer regreso al tejido escritural de este poeta.

Calle Real

Calle Real, es un salto a ciegas sobre la sui generis visión que urde el poeta sobre la ciudad. Sus apetencias lírico amatorias, a la par de sus juegos y operaciones en los espacios recorridos; sumado esto al siempre vivo remembrar de su terruño natal.

Caribe Sonoro

Al estructurar el libro bajo esta visión, es decir en tres momentos, me lleva a las siguientes conjeturas. Si es esta una Selección ¿Por qué al trazar la diferenciación? Sólo destacar: 
“Volver a la tierra de origen, en Malavé, traduce el viaje inverso hacia las costas de una inocencia intransferible, allí donde la palabra halla su epicentro fundacional, su razón de ser, su espacio sensible y su certidumbre. …” (Contraportada, Carlos Brito)
Cuando enuncio que este libro es una suerte de caleidoscopio, es porque observo los espejismos en la fragmentación de la vida de Malavé, como una sincronía lúdica, donde lo que él evoca como el lugar, es el no lugar.
En este juego en cuestión lo que está planteado es que cada lector logre evocar en su participación el tránsito vivenciado por el poeta. Aprovecho la oportunidad para partir del regreso que anuncia el prólogo del finado poeta Carlos Brito —el regreso— del cual él habla, es un regreso fragmentado, no sólo en los postulados del lugar, sino en el devenir y transcurrir del Tiempo. Dicho viaje interior realizado por el argonauta Malavé, se da a partir del uso del flash back, procurando reconstruir la imagen perdida desde los trozos dejados por un espejo roto. Quiero decir: en los espacios de su memoria se realiza un retorno fingido.
Malavé insinúa un regreso. Creo mejor decir, que transita en un regreso a un lugar de la memoria, aunque físicamente éste allí;  ya no está;  ya no es  y se evade tanto en la memoria como en la realidad. Deseo significar que a ese espacio al cual él regresa y —nos hace regresar— (No es cómo debería ser, sino como lo concibió el escriba) Aquí en esta escritura memoria y tiempo transcurren, se pliegan al movimiento del universo, en una suerte de simultaneidad, donde el ir venir de los acontecimientos invaden el papel para hacer propicia la memoria como “Elam vital” y augurar el poema.

Sonoridad Caribe

Es este un libro acústico, sonoro. Dinámicamente sonoro sobre todo, sagazmente rítmico; cuya ilación temática —a propósito— está trabajada a saltos, produciendo en nosotros la sensación de un viaje.
En estos textos permean permisivas dislocaciones temporales y geográficas. Porque conviven tiempos y espacios disimiles. No en todos los lugares de nuestra geografía podemos ver los grandes anuncios de la Pepsi. Si Sábana Grande gritara “Pepsi”, seguro escucharíamos a la “Savoy”, cercana a las nalgas de Rómulo en Bello Monte. 
La belleza y sencillez de estos textos están resguardados en su evocación por un territorio primigenio, “vientre y camino” de las retrospectivas y panorámicas de un tiempo ya ido y un lugar que ya no es el lugar, sino el desdibujo de lo que fue.
Una vez que se ubica en varios espacios donde el tiempo y el lugar, como una goma de mascar se alarga y encoje en el ejercicio poético en que subyace la “profética” palabra de Ángel Malavé. Palabra, vocablo que es un pase de factura —a un tiempo— de la breve y pequeña patria nutricia, al lugar de origen, de asiento de aquellos primarios recuerdos. Recurso que es metaforizado en otros ámbitos de la memoria y el tiempo fragmentados, que ofrecen estas panorámicas búsquedas de la esencialidad del ser en nuestro poeta. También se insertan acá elementos del letrismo, pequeña pausa, hecha por el poeta para acercarse e indagar sobre los terrenos de la experimentación, aunque está lejos de aportar alguna novedad, cabe presumir, que se impone el rigor o ligereza y gusto de su selección y creo que no es tema a abordar en este artículo. 
Denotando en él a un viajero de la palabra, a uno que trata de comunicar a pedazos estructuras conexas e inconexas de su existencia; proveyendo a sus imágenes poéticas de ciertos florilegios y encantamientos que tienen que ver con la melodía y ritmo del lar marino y las sirenas y sus silbos en cuya valía radica su insinuante caribeidad.

Malavé y los Otros

Sobre su facultad para desdoblarse, es un atrevimiento de mi parte tratar de formular que probablemente, el poeta Ángel Malavé podría jugar a ser el Otro, ya que su decir poético está siempre en movimiento, en eterna movilidad y transición. Por ello nos es dado al diferenciar su producción en el género Poesía, darle la denominación de alteridad y la noción de lo aleatorio. Azar que padece su letra —independiente— todo ello de su estabilidad emocional (Donde él y Sury) son Uno. Él, es un trotamundos espiritual; un “salta planetas” del sueño; quizás en otra vida Malavé tuvo visos de mago e hizo ejercicios adivinatorios, sin duda no fue en este paisito de mezquinas ideas cultivadas en sus pobres y miserables dueños. Sino en ciudadelas y villas imaginarias prestadas por la magia escritural de gente con talante y talento, como un J. L. Borges o un San Ramos Sucre o Agustín de Ipona. Malavé, pese a todo, nos lega su unívoca manera de vivir, su forma de hacer poesía y sus correspondencias en este legado insomne donde aún Los Ríos Crecen en Silencio.

Cs, 21 de enero de 2021



Roger Herrerar Rivas
Poeta venezolano (Caracas, 1962). Es licenciado en teatro por el Instituto Universitario de Teatro. Ha publicado el estudio monográfico Apuntes sobre el teatro y su doble (2001) y los poemarios Fragmentos (1987), La crin de Dios (1996), Desadaptados (2000), Elegías de Wölfing y Los balandros son dioses (2005). Contacto: 0426-5169205 -  rhnavaja@gmail.com

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